Catarsis «The happy family»

Catarsis «The happy family»

Ese muchacho que camina las calles de aquella ciudad perdida, de aquel enorme mar de cacharros, de aquella urbe de desahuciados. Ese muchacho que ya no es un muchacho, para los monstruos nocturnos que se encuentran en las penurias, abandonados en los terrenos baldíos que nos dejó el capitalismo. Creados por la partida de comunistas adictos al capital. Son las sombras de la familia desaparecida, tal cuál como los desaparecidos de Videla, Pérez Jiménez y Noriega.

Papá ley salió de casa un día y mamá dio a la abuela él niño, al ver que papá no volvía ¿Cuándo papá regresaría? y papá cansado de que el niño ya hombre se hacía, se vestía de negro para regresar en versión de “Ahora quien me desafía” mamá al ver el maltrato que él hombre prometía, a los mocosos con dinero consentía ¡Mamá no sabía lo que hacía! — pero, madre es madre ya la historia nos decía.

Y ese muchacho, angustiado, aterrado, confundido, ofuscado, la historia lo olvidaba. Para retorna a las melodías de alegría de las gaitas, los merengues, los salseros, los rostros y sus dobles biografías. Las máscaras que se ven de noche nos dejan sin ver la realidad de estos días. Y ese muchacho, tan oscura como tan tenue es su vida, tan violenta como pacifica se escucha la sinfonía, el hambriento de dolor que marcha hacía la agonía. Mamá le prometía una mejor vida, pero madre con Imperialista se prostituía.

Y ese grandísimo hijo de puta, que quiso ser bombero o policía en su infancia, ahora se hace la vista gorda a un sueño por ir detrás de lo que los hombres sin ojos ansían ¿Y ese muchacho que es diferente?, en el fondo es igual pero, no se da cuenta que está al borde de una barra flexible donde los extremos convergen llevados por el peso de las situaciones con el sentido de las circunstancias. Y ese muchacho ayer, resulta para muchos diferente hoy, pero será igual en el mañana, pues es la misma fórmula y el orden de las personas no cambia a los sujetos. Si estos están sujetos a la misma mecánica.

Y ese muchacho, se convirtió en una fuerza antagónica audicionando para el protagónico. Es que a ese muchacho lo invade el egoísmo más las altas de temperamento y las bajas de carácter — puff, explosión depresiva por recurrencia a la ansiedad. De los tiempos de la música vacía y de las fiestas sin traje.

Y ese muchacho que quiso ser presidente ayudo a sus vecinos del frente como prometió fielmente pero, la vida lo volvió incongruente al crear otro caso pendiente.

Y ese muchacho finalmente…

Decidió escribir para expresar lo que las lágrimas no pueden, para pedir compañía, porque mi madre no me entiende ni a mi padre le importa, no es de su interés, el arte es de vagos — dicen — pero, el vago piensa hasta crear universos coherentes e insólitos, el vago no duerme para darle vida a creaciones bien diseñadas, el vago estudia al ser humano a la sociedad y su entorno, el vago solo pide papel y lápiz para ser feliz. El vago no se pertenece para darse a miles que quiere ayudar a través de la divinidad y la salvación, la verdadera no la inquisidora. La que ilumina, no la que castiga y dicta los dogmas para ir directo a los dientes de depredadores voraces.

El vago incinera tus fantasías creando ficción de lo verdadero, el vago te espera para invertir los polos de tu cerebro con un nocaut limpio que te llevara a pensar, reflexionar, cuestionar, limpiar y migrar de este escenario imperfecto y así puedas renacer como él hombre perfecto, él que siempre fuiste, no en él que te convirtieron.

Mi familia me ha hecho daño yo lo sé, ellos aún no lo saben, ¿Pero acaso un hombre de verdad siente lastima por sus heridas? – si quieres quédate sobándote las heridas y preguntándote el porqué, mientras yo…

Mientras tú puedes irte al carajo soy lo que soy por mí y no acepto criticas de aquellos que no viven mi día, de aquellos que no se aceptan sus culpas, las asimilan y siguen, y no siento amor por aquellos que su sangren persiguen, esta fue la familia con la que crecí, jamás creyeron en mi ¿Y qué?, la naturaleza libera dos fuerzas una contraria a la otra que ahora entiendo que esa fuerza contraria soy yo.

Yo decido si hundirme o levantarme, veme cuando vayas, veme en los días, ve mi dolor. Sin embargo ve como impulso a mi vida al ir en la dirección que yo prefiero, ve a un hombre puesto a qué, yo soy libre sin ataduras, sin sentencias a mis verdugos ya que mataron mis egos.

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