Dime, amor,
antorcha en la amargura
de este silencio estrepitoso,
dime que tu fantasma persigue
la geografía completa
de mi sombra.

Dime, corazón,
ansia pura de movimiento quedo,
dime que aguantarás en pie,
cómplice del secreto,
hasta que mi espíritu
se vuelva carne en tus latidos.

Dime, vida mía,
arrebato de tormenta incandescente
aquí donde reinaba el sosiego
hasta ayer mismo,
dime que el ímpetu de mi locura
por fuerza a tu alma conduce.

Nadie soy,
en la nada volveré a existir
si no me dices…

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