Me gustan todas las mujeres,
Pero no amo a ninguna.
Un día amé, y ante la luna declaré,
Grité y recité, en contra del viento, este amor.
La noche supo entender mi resignación,
Mis lágrimas hechas cristales y los versos del alma.
De nada sirvió un poema raquítico,
Ni un suspiro poético que falleció en sus entrañas.
Mis letras se quedaron en el silencio.
Los sentimientos se hicieron poesía oral y escrita:
La poesía escrita se hizo lluvia,
Y la oral se hizo silbido de media noche.
Los canes aullaron pos luna llena,
El televisor perdió su color albino y taciturno.
Me gustan todas las mujeres,
Pero no amo a ninguna.
Hice este poema para incitar más poemas,
Prosas y versos.
Teñí las letras para posponer su dolor,
Grabarlas acá y dejarla libre.
De nada sirvió mi poema enfermo y moribundo.
Me gustan todas las mujeres,
Mas no amo a ninguna. Sin embargo lo haré.
Pero ahora no.
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