Mientras voy escalando los bordes de mi conciencia,

Oigo gritos de cristal y susurros de hielo

que agreden las paredes blancas de mis sueños.

Sueños cosidos con hilos de valientes primaveras.

Cuando observo la espesura de esta noche tan densa

que araña, muerde y quebranta

la vencida conciencia con garras de fiera

y ciega a las memorias más bellas.

Los rígidos silencios acechan

y estrangulan sin duelo mi garganta

por eso, necesito cerrar las puertas a estos

y quiero dejar que surjan de nuevo:

esos susurros, portadores de lluvias templadas

y dulces fuegos

que restauren mi sosiego .

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