VIAJE AL CORAZÓN…DE EUROPA

VIAJE AL CORAZÓN…DE EUROPA

VIAJE AL CORAZÓN …DE EUROPA

¿Dónde está el corazón de Europa? Quiero saberlo para ir y oírlo latir; mi curiosidad llega a ser ansia. Un organismo no puede vivir sin corazón, tampoco Europa. En el mapa parece que es Luxemburgo, por la forma, pero sería un corazón pequeño… Pregunto a uno de los cincuenta mil (!) empleados de la Comisión.

–Las oficinas centrales de este mastodonte están en Bruselas, el tribunal europeo en Luxemburgo, las finanzas en Frankfurt, el parlamento en Estrasburgo…

La respuesta me inquieta aún más.El primer sueño europeo parece que lo tuvo Carlomagno que está enterrado en Aguisgrán. Preparo el equipaje y me subo al avión para visitar esos lugares, a ver si siento el corazón de Europa.

Visito ciudades llenas de poesía: Brujas, Gante, Lovaina, Dinant…En todas ellas hay una gran plaza espaciosa, serena; símbolo, desde la Edad Media, del poder ciudadano y de la riqueza del lugar. El edificio más señero no es un palacio real o ducal sino el ayuntamiento, lugar del poder de los gremios, de la gente; edificios con torres altísimas para defensa o vigilancia. Ciudades que son templos de la cultura, de la vida buena, de la libertad. Cada una con su tesoro particular; los canales cautivadores en Brujas; la Catedral de san Bavón en Gante; la biblioteca en Lovaina, dos veces arrasada y dos veces renacida de sus ruinas. La Grande Place en Bruselas…

Desde el autobús, campos verdes como la esperanza, llenos de vaquitas y cereales esperando la siega. Industrias modernas, cuidadas, hasta bonitas.

Dejo Bélgica sin haber sentido ese corazón que busco y paso a Alemania. Disfruto de las ciudades alemanas, grandes, con historia desde los tiempos romanos, de su tranquilidad. De esos pueblos, llenos de vida en sus rincones intemporales, que se miran en el gran río encaramados hasta sus castillos. Tras Aquisgrán, donde aún se barrunta la presencia de Carlomagno,primer emperador europeo, llego a Colonia con su catedral que toca el cielo y el anchuroso Rin. Me dicen que es la mayor arteria de Europa

Si es la arteria principal ¡debe llegar hasta su corazón! Así que subo el Rin en barco, y entre castillos y paisajes majestuosos, llego a Frankfurt ¡el corazón financiero! Hay edificios altísimos, infinitos bancos, miles de millones de euros. Pero cerca de ese corazón riquísimo siento pobreza, abandono, gentes que parecen tristes, preocupadas…El corazón no lo oigo latir.

A no ser que un corazón esté lleno de dinero; pero lo que llena un corazón es la sangre que alimenta la vida, los sueños. Esto no lo siento aquí. Yo busco el lugar donde late la generosidad, la acogida, lo solidario, el amor. Y lo que veo es indiferencia, escenas sin corazón como en otros lugares menos favorecidos de Europa. Personas sentadas en la intemperie que alargan la mano para pedir; otras que dormitan en los cajeros de los bancos; colchones tirados en solares abandonados, mugrientos.

¡No he encontrado es corazón que buscaba!

Impresionado por la belleza de esta Europa y un poco decepcionado por el hedonismo, el sálvese quien pueda, la insolidaridad, me vuelvo a Bruselas pasando por Luxemburgo; un estado casi de juguete, el más rico de todos. Desde al autobús, que va tragando atascos, veo el Atomium cerca de Bruselas y del aeropuerto. Me aturde su tamaño. Paramos y hago la última visita antes de volver. Tengo curiosidad y me explican:

— Simboliza Europa. Es un átomo de hierro aumentado miles de millones de veces.

¡Ahora lo entiendo! ¡El corazón de Europa es de hierro!

Si el corazón es frío y no late, el cuerpo muere.

¿Vives aún, vieja Europa?

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS