Hambre de ser y hacer.

La alarma suena puntual todos los días de su vida, siempre, a la misma hora.

Él, está cansado de vivir constantemente lo mismo. Escucha otro pabellón abrirse y siente que aquella flor ya no está, percibe como de a poco, cada día, le arrancaron sus pétalos y sus sueños corrieron hacia la nada misma. Pisan sus flores, pero, sin embargo, ellas volverán a florecer.
Una tormenta en su interior hace que ya no pueda pensar, o tal vez, lo haga pensar demasiado. Unas cuantas dudas lo desnudan en la noche y encontrándolo sin paz, hallan nuevamente un hogar con un alma sin ganas ya de soñar.

Hundido en la ciudad camina con el miedo de no verla más, aquel miedo que, poco a poco, hace que la vida  se pase abriendo todos los días una nueva herida. Se acuerda en el camino que antes todo esto, todo lo que observa, era nuestro, hasta que llegaron aquellos que de droga tienen al poder y lograron que haya millones sufriendo por unos pocos. Entonces, piensa que esta faceta ya no le hace gracia.

La ciudad esta tranquila y él siente una ligera paz, esa la cual solo existe para unos pocos, esos los cuales evitan pensar que, si todo fuera para todos, existiría realmente la paz y no ese falso aire lleno de esperanzas que nos obligan a consumir. En el trayecto empieza a cambiar sus perspectivas y lo motivan sus ganas de cambiar, sigue su instinto y sostiene que pensar distinto es pensar.

Comienza a caminar con la frente en alto para poder ver y así, con un poco más de vida en su interior, desea que no se apague el sol ni se bajen los telones. 

Empieza a desear que el camino que pisamos se nos mueva de verdad. Entonces él, decide dejar de creer en el circo de la información, comienza a observar la vida real y cree en las voces de sus pares, esas personas las cuales quieren luchar por lo mismo que él y anhelan tanto el poder tener un sueño.

Ahora él no está más solo y pasaron a ser ellos, ahora ellos son un poco más. Abandonaron el viaje al dolor y comenzaron el camino a la lucha, al descubrimiento. Juntos, llegaron a la conclusión de que las calles son nuestras, de que tienen que dejar de actuar como vivos que hace tiempo se murieron y de que hay que dejar de ver a la vida como un camino que hay que pasar, sino como un camino el cual debemos disfrutar.

Hay días en los cuales se escucha todo aburrido y se los ve sin esperanzas, se oyen solo voces, voces sin palabras, palabras sin pensamientos y pensamientos oscuros, sin colores. Pensamientos que se atoran y refugian en la nada, están cansados de ver sin mirar y de ahogarse en sueños no soñados.

Algunos días no hablan, se entristecen las gargantas y se enciende el silencio, eso que tanto les gusta ver a aquellos por los que sufren muchos. Esos días quedan pocas sonrisas, se esfuma el sentido de lucha y ellos se sienten vacíos. No quieren perderse más, quieren poder volar.

Los sentimientos positivos vuelven con los días y la esperanza siempre permanece muy dentro y en el fondo de ellos. Le piden al pueblo que no se quede dormido y que no se deje engañar. El pueblo algún día por fin va a despertar y va animarse a luchar.

A ellos, las dudas les habían roto sus noches de soledad y entonces pensaron en que quieren terminar con la tibieza de esta vida y armar su propio mundo. Uno en donde se pueda jugar libremente con las palabras, en donde busquemos a la vida y cuando la encontremos, ella nos vea viviendo-la, siempre soñando y delirando. Un mundo en donde las cosas desordenadas sean mas atractivas que lo ordenado y estructurado, donde lo nuevo e inesperado no asuste, donde nos animemos y nos demos cuenta de que los grandes cambios comienzan con pequeñas cosas y donde no nos falte el tiempo para poder soñar. Un mundo, en donde no haya solo un par de locos que se creen que todo es perfecto, sino muchos locos sintiendo que al menos algo, es perfecto.

Ellos sostenían que este mundo es como un laberinto lleno de personas, las cuales te toquen o no, te dejan una marca, que, de una forma u otra, te acompañan durante toda tu vida. Mientras ellos pensaban todo esto, también pensaban que hay muchos pares que no pueden pensar en tener un mundo como sobre el cual ellos hablaban, porque los dejaron tan pobres de alma y de cuerpo que ni siquiera pueden pensar. Y mientras, los otros, unos pocos que se creen mucho, le roban la esperanza y el sueño a los que se creen poco y son mucho.

Ellos comprenden que deben atraparse en libertad, esa que los impulsa a ser y a soñar con un mundo mejor, la que les susurra cada noche que no se den por vencidos y la que les pide que, de una vez, encuentren la paz.

A partir de todos esos pensamientos, decidieron que vivirían pintando el mundo con colores de ilusiones, dejando que su lucha sea la más ruidosa y colorida de todas. Lucharán por tener más tiempo de soñar que de trabajar, para que todos sean parte de todo y nadie sea excluido de nada. Unidos y dejándose llevar por sus deseos de una vida mejor para todos, no se darán por vencidos hasta lograr un cambio, hasta que todos puedan soñar.

Ahora, que de bandera tienen a la ilusión, están un poco más cerca y ponen el pecho por todos. A veces sí, quieren correr y escapar, pero es algo natural. 

Ellos tienen en claro por y para que luchan. Para terminar con los que hablan solo por hablar, escuchan sin oír, ven sin mirar y viven sin sentir, por los que dicen ser luz y son oscuridad, por los que nos dejan pensar, pero no nos dejan existir, por los que son los dueños de la realidad y no nos dejan cambiarla, por los que dicen que nos quieren dar y realmente solo nos quieren robar.

Ellos forjan una nueva razón para ser y brindan por los que no se quieren ir y se quedan a luchar. Por los que no hablan sin saber y saben escuchar, por los que comprenden que no sirve de nada si no tratan, si no quieren, por los que siempre llevan con ellos su fe, por los que piensan quienes son, que hicieron, y que le hicieron, por los que tratan de arreglar lo que rompen los demás, por los que son lo que no pueden ser y sin embargo luchan, por los que no se involucran a medias, sino que lo hacen del todo, por los que saben que muchas veces se perderá pero no se darán por vencidos, por los que de vez en cuando se inyectan un poco de fantasía para olvidarse de tanta porquería.

Brindan por la memoria y la verdad, y entienden que,no se trata solamente de lo que el mundo tenga para ofrecerles, sino también, de lo que puedan ofrecer ellos al mundo.