Tenia cuatro años cuando empecé a darme cuenta de las cosas. Quizás tenía menos cuando supe que algo se movia muy adentro. Pero quién iba a hacer caso de los pensamientos de una niña que apenas sabía expresarse.
Con los años supe que “lo que se movía” eran emociones y sentimientos que me hacía participar en una vida que yo ni tan siquiera había elegido pero que sin duda estaba obligada a vivir .
Siempre tuve la sensación de que participaba en todo pero nadie me pedía opinión y esa sensación me ha perseguido hasta el día de hoy. Es como si me hubiera quedado suspendida esperando que alguien lo hiciera, alguna vez, en algún momento . Siento que justamente eso es lo que me ha bloqueado en seguir adelante, en cumplir mis sueños . Sigo esperando que alguien me explique de qué manera puedo romper el hilo que me hace dejar atrás el pasado que intento entender o que quizás necesito para yo entender que ha pasado con la alegría, por qué mi base ha sido siempre la tristeza.
Sigo esperando que algo o alguien llegue a mi vida para ayudarme a encontrar la felicidad, para darme fuerzas y dejar de pensar que no lo voy a conseguir.
Mi vida quedó suspendia en esa edad donde todo lo quería saber pero que al mismo tiempo tenía miedo de averiguar.
Ahora al mirar esta foto, veo la mirada que también refleja miedo y dolor. Una mirada que espera reconocimiento y amor. El mismo que sigo esperando, el mismo que espero mi vida en cada uno de sus años. Mi mano recoge la bola, que agarra por miedo a no ser disculpada. Una bola que cayo del árbol de aquella navidad de hace ya tantos años.
Veo la misma mirada que veo en mi cada mañana, una mirada de niña hacia un futuro, hacia unos sueños. Me miro y siento la misma tristeza que antaño sentí también.
Miedo, desilusión, esperanza.
Aún hoy me duele.
Sigo esperando que alguien me diga que todo está bien, que no pasa nada. Que no hay miedo porque no habrá riña. Que hay amor porque me lo merezco.
Queridos abuelos:
Hace tiempo que que marche a la que ahora es mi ciudad. Me gustaría poder decir que estoy feliz y que la vida con mis padres es satisfactoria.
Pero no es asi.
Echo mucho de menos estar con vosotros. Cierro los ojos para atrapar los momentos de aquellas noches en las que tú, abuelito, me contabas aquellas fantásticas historias que me abrían un mundo de ilusión, de fantasía. Un mundo donde todo era posible.
Lloro al no poder correr abrazaros y contaros que aquí, ya nada es igual, que quizás yo no pertenezca a este mundo y que mis padres quizás, tampoco sean estos con los que estoy.
No entiendo nada, abuelitos, no se por qué tengo que estar aquí.
Ya no tengo ganas de reir, ya no hay nadie que fabrique historias a mi mente para que esta piense que yo soy capaz de todo. Ya no hay besos al dormir.
Ya no quiero estar aquí.
Me ahogo abuelito.
En el colegio mis compañeras se rien de mi.
Siempre estoy callada y si hablo la voz me tiembla.
Me voy a casa corriendo esperando un consuelo, un abrazo y cuando llego ningunos brazos me esperan.
No sabes abuelito lo triste que me siento.
Mi única imagen, la única que quiero recordar es a vosotros, nuestra casa, mi casa, la única que tengo, la única que quiero tener.
No tardéis en venir
Os espero.
eja miedo y dolor. Una mirada que espera reconocimiento y amor. El mismo que sigo esperando, el mismo que espero mi vida en cada uno de sus años. Mi mano recoge la bola, que agarra por miedo a no ser disculpada. Una bola que cayo del árbol de aquella navidad de hace ya tantos años.
Veo la misma mirada que veo en mi cada mañana, una mirada de niña hacia un futuro, hacia unos sueños. Me miro y siento la misma tristeza que antaño sentí también.
Miedo, desilusión, esperanza.
Aún hoy me duele.
Sigo esperando que alguien me diga que todo está bien, que no pasa nada. Que no hay miedo porque no habrá riña. Que hay amor porque me lo merezco.
Querida niña:
Han pasado ya muchos años de este momento.
Quiero entrar en tu vida y empezar de nuevo. Dejar de estar suspendida en el pasado que no me brindó un futuro, que se quedó clavado en preguntas sin respuestas.
Quiero volver a reir como te veo ahora, quiero sentirte, darte mi apoyo y decirte que el amor es algo que te mereces y que siempre tendrás de mi.
Quiero acompañarte en cada momento y que sepas que la soledad es buena para crecer y no significa estar sola.
Quiero valorar tu Ser y tu persona y acunar tus sueños para que pronto se hagan realidad.
Quiero dejar de estar suspendida en el pasado, quiero vivir el presente, quiero decirte que ya es hora de empezar a caminar por la alegría y decirle e a la tristeza que ya tuvo su tiempo y que aprendiste la lección.
La verdadera lección de vivir el momento, la lección de gestionar las emociones, las lecciones de que el camino es importante y que el reconocimiento es el propio y el único que te da las fuerzas para seguir y para luchar.
Quiero darte hoy las buenas noches y decirte que mañana será un nuevo amanecer en el que la vida te brindará una nueva oportunidad, la oportunidad de seguir viviendo porque es de la única manera que se puede lograr.
Ahora mi niña, duerme y olvida que algo suspendió tu vida.
Piensa que tan sólo fue un mal sueño del que sin duda acabas de despertar.
Descansa y sueña que tienes tu sitio donde tu quieras estar,
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