Londres, la ciudad más segura del mundo (Ciencia y tecnología)

La Policía Metropolitana de Londres acaba de poner en marcha un sistema de policía predictiva de tercera generación que, según el propio departamento, va a convertir la capital británica en la ciudad más segura del mundo.

Según ha asegurado Linda Fewell, comisionada adjunta del organismo,  “el sistema que hemos puesto en marcha mejora los programas de otras ciudades porque no sólo monitoriza factores de riesgo y realiza predicciones sino que está plenamente integrado con unidades operativas; de este modo se optimizan los recursos de la ciudad y se elimina el riesgo de un error humano”.

Pese a que se ha omitido en todo momento la palabra robot, la gran novedad de esta tercera generación de sistemas policiales es, precisamente, que la inteligencia artificial controla un millar de máquinas capaces de actuar de manera totalmente independiente.

Este ha sido, de hecho, el aspecto más conflictivo del sistema británico. Tanto las federaciones de policías como algunos grupos pro derechos humanos han manifestado su total oposición a este proceder. En la mente de todos está el incidente ocurrido hace casi un año en Los Ángeles donde una unidad robot de la policía abatió a un adolescente por identificarlo, de acuerdo a su programa, como potencialmente peligroso.

Las robots empleadas por la policía de Los Ángeles se basan en factores estadísticos y biométricos –edad, complexión, patrón de movimientos, ritmo cardíaco…– para identificar comportamientos hostiles entre la multitud. Desde el incidente, sin embargo, se les ha revocado el permiso para actuar independientemente.

Un permiso que sí existirá en Londres. Según las autoridades de la ciudad, sus unidades solo incorporan armamento no letal. Además, las máquinas no son totalmente independientes: responden a un centro de control con la inteligencia artificial más avanzada del mundo en materia de policía predictiva. Así, las máquinas operarán bajo una mente colectiva; como un complejo enjambre capaz de actuar en el lugar preciso en el que vaya a producirse el próximo delito.