Hackeadores de sueños (Tecnología y ciencia)

Belén Álvarez – Madrid, 14 de junio de 2050 – 19:58 CEST

Hace unos años, la novela Surfeando los sueños, del entonces desconocido Angus Pickerin, estuvo semanas entre los más vendidos en todo el mundo. En ella se contaba la historia de un escritor que tras varios años de sequía creativa conseguía piratear el sistema de realidad virtual de su lector de ondas MOR (Movimiento Ocular Rápido, REM en inglés). Así desbloqueaba la seguridad de los códigos de barras personales de los individuos próximos, accediendo a sus sueños. Inspirándose en algunos de ellos escribe el best-seller que lo hace millonario.

Esto, que entonces era ciencia ficción, hoy es ya una realidad. Todos hemos oído hablar de los Sistemas Holográficos de Proyección de Sueños (SHPS), el último gadget que arrasó las pasadas navidades. Para los que aún no los conozcan diremos que es un aparato que consta de un arco detector de ondas REM que se instala en la cabecera de la cama (o del sofá durante la siesta) y registra nuestra actividad cerebral mientras dormimos, transformando las ondas generadas en impulsos que podemos proyectar en nuestra holopantalla, lo que nos permite visionar nuestros sueños.

Estos registros de las pulsiones y deseos más íntimos se almacenan en la “nube”, como cualquier otro archivo, haciéndonos vulnerables a los ciberataques. Por ello la policía metropolitana está alertando a la población a través de su perfil @policiametropolitana contra esta nueva forma de cibercrimen: en el último mes 26 denuncias de gente chantajeada por alguien que se hace llamar @tupeorpesadilla, quien exige a sus víctimas cantidades que oscilan entre los 10.000 y los 50.000€ con la amenaza, si no pagan, de poner a disposición de sus respectivas parejas los registros de sus sueños húmedos con la secretaria, el vecino de abajo o el entrenador personal.

Para evitar esto las recomendaciones de los expertos inciden una vez más en la creación de contraseñas complejas, de más de 15 símbolos alfanuméricos y que incorporen elementos como la huella dactilar o la lectura del iris.