Dos científicos llegaron al hotel donde se realizaría el congreso internacional sobre el SIDA, en la ciudad de Nueva York. Los estudios que ambos habían logrado llegaron a buen puerto (la vacuna del SIDA), ya era casi una realidad solo faltaba una producción en masa. Los laboratorios se disputaban por obtener la patente (el lucro económico excedía la vida y la salud) tema que exasperaba a los científicos.
La droga y la corrupción iban de la mano avanzando por los países y no respetaban fronteras ni color ni raza, el mundo se había vuelto un caos.
La lucha por la vida y la existencia avanzaban inexorablemente a un punto muerto.
Un grupo de países amigos habían generado con sus propios recursos, un sistema de ayuda humanitaria a los países pobres, que eran la mayoría. Y a combatir también la corrupción con un sistema de fuerzas armadas de elite. Este grupo de países estaban logrando combatir esta ola de corrupción política y de las organizaciones delictivas y sanear así a un mundo en crisis.
Ese era el panorama hasta el momento en que estos científicos ingresaron al hotel Waldorf Astoria de la gran manzana en NY.
Por otro lado el cambio climático, la pobreza, las drogas, las enfermedades, entre ellas el SIDA., avanzaban sin piedad.
El retroceso similar a la edad media: donde la insalubridad y las pestes arrasaban a las comunidades. Hoy el SIDA, sífilis, cólera, fiebre amarilla y otras avanzaban sobre pueblos mal alimentados sin agua potable, sin viviendas dignas. Mientras que en estos países los poderosos se atrincheraban en sus grandes mansiones cercadas por rejas y alambres de púa y guardias de seguridad viviendo en su propio mundo con todas las comodidades a su favor. Siendo hijos de la corrupción (empresarios, políticos y otros) encerrados en sus jaulas, mientras el mundo se derrumbaba a sus pies y ellos eran ajenos e insensibles a esta situación. Sin embargo eran los responsables de esta decadencia a la que el mundo había llegado…
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