Unas mujeres ágrafas (Sociedad: vida cotidiana en el futuro.)

Unas mujeres ágrafas (Sociedad: vida cotidiana en el futuro.)

La novela El orden alfabético, de Juan José Millás, postulaba, hace setenta años, que la caída en desuso de vocablos ocasionaría la desaparición de las cosas que designaban. Cuando, sabemos, la operación normal es inversa: si algo deja de existir, la palabra que lo nombraba pierde significación y enmudece. El autor describe un mundo progresivamente vacío, y por lo tanto carente de sentido, aterrador, a partir de la muerte de las palabras.

La decadencia del lenguaje oral tiene indicadores en todo el mundo y en todos los idiomas. Algunos de los fenómenos coadyuvantes son la hibridación de las lenguas, la desaparición del modo subjuntivo en español, pero también en inglés, francés e italiano, con la pérdida de la “escena cóncava de la suposición” (Vicente Verdú) que esa forma de conjugación permitía, y la limitación del habla coloquial al uso de un promedio de 60 palabras.

Vivimos en una Babel ágrafa, en el imperio del sonido y la imagen, lo que ha venido estableciéndose desde la llamada “era de la globalización”. El fin de la galaxia Gutenberg es definitivo, como comprobamos en librerías y bibliotecas donde raramente tienen libros en soporte papel.

Mientras tanto, la humanidad está compuesta por el 53 por ciento de mujeres y el 47 por ciento de varones, con un crecimiento al parecer alarmante de la tendencia al desequilibrio. Así se desprende de un estudio genético de Stephen Rosencratz, científico investigador del Whitehead Institute, quien confirma en la publicación “Nature Genetics” que el avance de la esterilidad masculina puede atribuirse a “alteraciones en el cromosoma Y”, que define el sexo al concebirse una criatura y que sólo se encuentra en la gónada masculina.

Esta progresividad permite calcular que dentro de diez mil años la raza humana estará compuesta exclusivamente por mujeres. Si cruzamos las informaciones precedentes, obtenemos una visión bastante aproximada de un futuro no muy lejano: la Tierra estará habitada por mujeres ágrafas.

El desolador panorama parece convalidar plenamente la antigua y audaz afirmación de la uruguaya Cristina Peri Rossi: “El hombre es el antepasado de la mujer.”

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