Y las piedras hablaron. (Ciencia y tecnología)

Nadie creía que aquel descubrimiento de 1953 en el fondo del lago Titicaca resolvería los graves problemas por los que ha pasado el planeta. Desde que aquel asteroide rozó la atmósfera y provocó que el campo magnético se desvaneciera casi por completo los cataclismos subsecuentes como consecuencia, desbastaron gran parte del globo. El caos y la anarquía reinaron durante años. La comunidad científica protegida en búnqueres adaptados buscaron respuesta. Por esas cosas que nadie se explica, en 2040 salieron a la luz las extrañas piedras labradas del Titicaca que se creían perdidas. Observaron que representaban un código binario y lograron traducirlas con la ayuda de un gran ordenador. En ellas se hablaba de estructuras de gran volumen capaces de restaurar el campo magnético de la Tierra mediante diferentes longitudes de onda. El hallazgo perdido en el tiempo por casi cien años resolvió misterios del pasado y salvó el futuro.

Ahora, en noviembre de 2050, a veinticinco años del caos los científicos han podido restaurar tres cuartas partes del campo magnético y mientras años de paz se avecinan, las ciudades se reconstruyen, la humanidad se recupera y obtiene respuestas.

El pasado siglo a finales de los cincuenta un científico algo desacreditado por sus compañeros quiso explicar su teoría de sus mal llamadas «piedras», señaló que eran la clave para dar respuesta a construcciones como la gran pirámide, Teotihuacán e incluso Baalbek, pero estaban escritas en un código que aún no podía descifrar. Nadie le apoyó en su cruzada y desapareció de la palestra. Este científico olvidado en su día dijo: «Estas piedras hablarán y nos dirán la verdad sobre las antiguas civilizaciones y el misterio de su construcción». Hoy en día aquellas palabras perdidas nos han dado las soluciones y el por qué incas, aztecas, egipcios, persas, etc. Lograron el conocimiento para crear edificaciones en puntos estratégicos del planeta y preservar el campo magnético.

 Lo que aún desconocemos es cómo obtuvieron los conocimientos y tal vez si prestáramos atención dejando hablar a las piedras, descubramos nuestros verdaderos orígenes.