El tiempo pasa y todo cambia…

Texto del reverso

Desde que recuerdo has sido mi compañero inseparable de aventuras. Juntos y muertos de miedo aprendimos a reírnos de la oscuridad, espalda con espalda enfrentamos a dragones de dos cabezas con escudos de cartón y espadas de bambú, a coro y gritando ¡no, el agua nos da alergia!, cada noche perdimos la batalla de la hora del baño.

Sí, lo sé, no es como antes. Es cierto, ya no te presto mucha atención. Pero entiéndeme, está el cole, la tortuga y el conejo, los videojuegos, waterpolo, facebook, la loca de Mar, que no es mi novia pero me persigue como si lo fuera, y, por supuesto, el diario. Así somos los niños modernos, superocupados. Además, tienes que reconocerlo, estás viejo, has perdido un ojo y ya no hueles a primavera.

Pero a menudo, aunque estés a mi lado, te echo de menos. Tengo tantas cosas, pero me falta algo. Por eso cuando llega la noche siempre cierro los ojos abrazándote muy fuerte, porque solo tú consigues que sueñe con delfines que me hacen cosquillas en los pies.

Para Bodoque, mi osito de peluche.
Chiripichuri s/n. Segunda puerta  a la derecha, subiendo la escalera.