Esta mañana en mi paseo matinal, he recordado lo que podriamos llamar a un hombre bueno, su aire despistado, pero siempre atento, esos paseos por la casa de calle Puerto, en, hasta nuestro cuarto, donde durante un rato hablaba con nosotros, con Gonza, conmigo, preguntas del colegio, saber como estabamos, vernos.
Siempre estaba alegre, despistadamente alegre pero lo estaba, cuando se reía reiamos todos, sus teorías locas siempre te haceian ver que estabas ante un genio.
Su trabajo, que cuando yo era niño nunca lo entendía y que ahora con lo que voy sabiendo, me hace sentir envidia de una tarea tan maravillosa, como detectar la calidad del zumo de la aceituna.
Cuando los padres se fueron para abrir la residencia del grupo, se siguió siempre interesando por nosotros, con delicadeza, sin invadir, pero con un cariño verdadero.
Ahora con los ojos nublados por las lagrimas, termino de escribir este pequeño homenaje que no hace justicia a esa gran persona y amigo, que era Pepe Fontana.
Pepe saludos para tí y para todos los de arriba.
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