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PRIMER CAPITULO

Tara se mira en el espejo que tiene en frente de su cama.  Ya cumplió los diecisiete, tres meses antes que Kirk su hermano, aunque no son de la misma sangre. Escucha que Helen, su hermana, entra en la casa. En una semana, Helen celebra su cumpleaños.  Ya tendrá catorce. Tara rápido, coge el regalo que le va a hacer en la fiesta, la última colonia de moda, y la guarda en su armario. Sale al pasillo. Se ha parado en medio de la escalera, mientras habla por su móvil, con una gran sonrisa.  Durante la conversación, una de las crías de la última manada de Katy, su gata, se roza contra ella, y maúlla. . 

-Hola Tara-saluda Helen  mientras guarda el teléfono en su bolsillo y coge a la gatita que la ronronea – me alegro de verte, no hemos podido hablar hoy en todo en día y necesitaba tu ayuda.

-¿Para la fiesta?

-Bueno, eso sin dudarlo-sonríe-pero hay algo más.

-Veamos-se acaricia la barbilla-estabas al teléfono, con una sonrisa de oreja a oreja… eso  es señal de…

-Has acertado-confirma  con colores en las mejillas -he conocido a alguien.

Las dos ríen.

-¿En qué quieres que te ayude?

-Ya queda poco que planear,-lamenta.

-¿No me digas?-exclama

-No es eso-ríe -pero, papá  no me deja, ya sabes-reconoce con fastidio adolescente-nada de alcohol, ni tabaco, la música no muy alta…

-Vamos una fiesta típica de una chica que tan solo va a cumplir catorce años-ríe Tara.

-Muy graciosa-comenta con el ceño fruncido-Tu y Kirk lo tenéis todo mucho más fácil.

-De eso nada-se defiende-no es que lo tengamos más fácil, es solo que ya hemos cumplido los diecisiete, con esa edad se tiene algo más de derechos-suspira.

-Quiero que me eches un cable en otro tema.

-¿En qué?

-Si te presento a Mijan, papá y mamá no tendrán problema en que venga a mi cumpleaños.

-¿Mijan?

-Ya sabes-sonríe de nuevo con rubor-es mi novio.

Después de que Tara convenza a sus padres de que se presente Mijan a la fiesta, las dos se encierran en el baño para arreglarse.

-Por cierto, hay una cosa que no te he contado-susurra

-¿El qué?

Katy, la gata, y Piky la perra, no les quitan ojo.

-Lleva poco aquí, aunque sabe muy bien el idioma, pero en realidad ha nacido en el mismo país que tu.

2

Tara se queda callada. 

-Me suponía que esto te intrigaría mucho-dice Helen al ver que se ha quedado en silencio.

-No te preocupes por eso-contesta mientras evita que Katy tire con la zarpa el secador.

Se dirigen a los campos eliseos, en la chocolateria  más famosa según Clara, la maison du chocolat.  Una vez en su destino, se detienen ante la puerta de la maison du chocolat. Comienza a llover.

-Mira es ese.

Helen señala hacia un chico de rasgos persas, sentado dentro de la cafetería. Tiene la edad de Helen. Tara por dentro se ríe. No está solo, a su lado hay dos chicos de la misma edad que él. Cuando llegan a la mesa, Mijan observa a Tara.

-Hola-saluda a las dos chicas.

-Mira Mijan como te habrás fijado esta es mi hermana-explica Helen.

Después de las presentaciones, se sientan alrededor de la mesa.

-Cuéntame -dice Mijan mientras consigue que su novia se acomode en los sillones de madera-¿conoces algo de Arabia Saudí?

-¿Yo?-contesta también Tara con una pregunta-Jamás supe nada de ese país.

-¿Desde siempre estuviste en Francia?

-Por supuesto-responde.

Observa como agarra de la mano a su hermana.

– Te vendría bien conocerlo-insiste mientras bebe un sorbo de chocolate -o bueno tal vez debería decir nuestro país.

-¿A qué te refieres con nuestro país?-alza una ceja.

-Ya sabes, Arabia Saudí-sonríe.

-No para nada-ríe de manera falsa- mi lugar es este.

-Lo dirás porque te has criado aquí, pero me imagino que tu familia estará ahí.

-¿Perdón?

-Bueno con echarte un vistazo, uno se da cuenta de que toda tu sangre pertenece a Arabia, no solo porque Helen me lo haya dicho, si no porque se te ve en los rasgos.

-No te preocupes por eso Mijan- interrumpe Helen al ver el rostro sonrojado de su hermana -si mi hermana tiene alguna duda, se que estarás encantado de resolvérsela tu ¿verdad?

-Claro que si-responde mientras le acaricia la mano

Tara cierra la boca con fuerza. Mijan se ofrece para pedir las bebidas, pregunta si alguien quiere más, y cada vez que alguno necesita un camarero, el mismo se encarga de llamarle. Tara mira a Helen y después a Mijan, alza una ceja.

3

Días después de la gran fiesta de Helen, Tara ve a su madre sentada en el sofá del salón con su programa favorito.  Tiene  a katy y Nancy una a cada lado, y la última camada distribuida por el sofá.  Clara desde el sillón, nota la presencia de Tara ante la puerta.

-Hola -susurra

-Hola mama-contesta con la mirada baja

-¿Pasa algo cariño?

Tara no responde. 

-¿Tara?-pregunta de nuevo Clara

-Mama, me gustaría decirte una cosa-se atreve a susurrar

-¿Ha pasado algo?

-No… Si… en realidad es una tontería.

-Siéntate con migo

Se coloca a su  lado  sin poder mirarla a la cara. 

-Mama-explica al ver que la mira con misterio- no quiero que pienses que he dejado de quererte.

-¿Qué ha pasado?

-Pues… ya sabes que el novio de Helen es de Arabia Saudí.

-Como para olvidarlo-exclama-tu hermana me lo dejo muy claro

Tara ríe y continúa:

-Me hablo mucho de todo ello. Me dijo como son las cosas ahí ahora, que tal vez yo sea de las pocas con suerte de no llevar pañuelo.

Clara la mira con ternura y la caricia la cabeza, mientras observa divertida, como las cinco crías de Nancy se han subido encima de las piernas de Tara. 

– Yo he nacido en este país, y me he criado con las que considero las mejores personas de este mundo. -respira hondo y continua- pero ahora en mi interior, siento toda mi sangre y mis genes  se encuentra muy lejos. 

Tara suspira. 

-Bueno cuéntame… ¿Qué es lo que quieres saber?-Interrumpe, Clara

-¿Conociste a mis padres?-pregunta con timidez-, ya sabes, a los que me tuvieron

-A tu padre no, pero si conocí a la mujer que te dio a luz.

-¿En serio?-se incorpora

-Si

-¿Cómo era?

-¿Quieres ver una foto?

-¿Tienes una?

-Claro.  Ella me la  dio, de esa época.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Porque me pidió que  te la enseñase, si tú algún día preguntabas por ella

-¿La has tenido guardada todo este tiempo?

-¿Lo dudas?

La temperatura en el desván, no es  agradable. Es un lugar de la casa donde no suelen entrar, ni siquiera los animales, porque es frío y oscuro, y cuando eran pequeños, para que se portasen bien, les amenazaban con encerrarles dentro si hacían muchas travesuras.  Clara abre un armario no muy grande, y le pide a Tara que se siente en la butaca que hay de frente. Coge de dentro una caja pequeña de madera.  Sacude el polvo,  y se la entrega a Tara.  Al cogerla,  ve una mujer muy joven, con el mismo pelo largo y rizado, aunque esta de color rubio.  Se la ve de cuerpo entero. Esta sola, muy alegre, con su misma sonrisa.  Sus  ojos no son del mismo color,  son  negros.

-¿Cómo se llamaba?-pregunta 

-Se llama Mita

De nuevo la guarda, pero esta vez le entrega la caja a Tara.

-En el caso de que  nunca te la hubiera pedido… ¿Qué hubieses hecho con la foto?-pregunta Tara

-Si no te interesaba no había razón para enseñarte nada.

4

Es sábado, y,  Tara tiene planes para salir con sus amigas, ya que consiguieron entradas en una discoteca nueva. Se pondría un traje de noche, pero no es la ocasión. No le queda otra que elegir un pantalón.  Van de maravilla, con las botas negras, y el jersey morado. Sale de la habitación.  Se escuchan voces en la escalera que suben al piso de arriba. Pertenecen a  sus hermanos, que vienen acompañados de Mijan. 

-Que tres alegrías que escucho-saluda desde arriba.

-Hola Tara- dice Mijan desde abajo.

-¿Que tal  Mijan? ¿Cómo te va?

-Kirk le va a enseñar a tocar la guitarra  –comenta Helen

-¿De verdad?-exclama Tara 

-Si-contesta Mijan sonrojado

-¿Tienes alguna hermana mayor?-pregunta con la ceja alzada

Tras el taladro de Helen, Tara pide perdón porque debe irse. Mijan al intentar subir las últimas escaleras se le cae la cartera al suelo, y rueda hasta los pies de Tara. Mientras  ayuda al joven, a recoger las monedas sueltas, ve que unas cuantas  fotos se le han caído y  antes de que Nancy quiera cogerlas, intenta colocarlas dentro de la cartera.  En el último peldaño  un retrato  le resulta familiar.  Lo recoge.  Es un retrato de Mita.

-Perdona, espero que no te haya hecho daño al darte

Tara vuelve la cabeza.

-¿Te gusta?-pregunta-Es muy guapa ¿verdad?

Intentaresponderle, pero se ha quedado tan bloqueada que las frases no salen de su boca. 

-Son mis padres. -confirma como si la hubiese leído el pensamiento- Esta foto se la hicieron el año pasado. 

-¿Tu madre?-consigue repetir Tara

-Si claro, mi madre y mi padre, dicen que me parezco más a él.

-Que malo que eres-protesta de pronto Helen- nunca me los habías enseñado

Mijan alza la cabeza, y ve a su novia arriba de la escalera.

-¿Para qué quieres verles?-ríe-al fin y al cabo están en Arabia Saudí, sería raro que llegues a conocerles.

Las palabras golpean en los oídos de Tara.  Se ha quedado muy pálida. Nancy comienza a maullar Mijan continua con la explicación de que esta muy orgulloso de los dos.  Siempre han estado con él para cualquier problema que se presentase, y le apoyaron mucho para el viaje tan largo que ha hecho.  Tara no puede escuchar más, Se toca  la cabeza, y siente que se marea.  Se va, aunque ya no pretende encontrarse con sus amigos.

Hoy cenan comida china. Tara desde la entrada  observa.  Se sienta con ellos, y pide por favor que se queden todos en silencio.

-¿Qué pasa?-pregunta Kirk

-He tomado la decisión de ir a Arabia Saudí

SEGUNDO CAPITULO

1

Mita observa su figura ante el espejo de su habitación.Vive en Arabia saudí.Desde que nació, todo se ha basado en su progenitor. Para lo único que no necesitó su aprobación, fue en convertirse en novia de Israel.  La tarde en que le conoció, se encontraba con toda su familia presente. Israel, pertenece a una familia noble.  Es hijo único de un matrimonio, en el que el padre es dueño de unas grandes fábricas, de ropa y calzado de caballero.  Lo primero que le enamoro de él, fueron sus grandes ojos verdes.  Tofá se percato de que hablaban, pero como estaba tan ensimismado en sus negocios, lo único que se le paso por la cabeza fue que su hija se interesaba en los asuntos que se impartían en aquella fiesta, y no vio más allá del aprecio infantil. Durante la estancia, cada cierto tiempo, ponían escusas de ir al lavabo, para poder verse en un momento en el que no fuesen vigilados, y  a  partir de ahí, tramaron el plan de encontrarse .Siempre se ven a escondidas, y esta tarde ha quedado con su amor. Mientras se prepara, su sirvienta llama a la habitación para avisar de que la comida está servida.

-Ya voy nana no te preocupes-responde Mita-me pongo  guapa.

Baja las escaleras, por encima de la gran alfombra azul.  Tofá sentado al frente de todos.  En el lado derecho de su padre, está sentada su madre, Tisa. Zara, y Berta, cuatro años menores que Mita y gemelas.

-Qué guapa estas hermanita

Detrás de ella,  esta su único hermano, Maél.  Es tres años menor que ella, un año mayor que las gemelas.  Después del piropo, Maél con su pelo recién cortado, de color marrón, se dirige al comedor.  Por la tarde las hermanas se dirigen a la plaza del parque para que Mita se vea con Israel.  Su progenitor está seguro que van a una clase. Tras la caminata. Mita rápido, se deja caer en su escondite, al final de la plaza, entre dos palmeras que tapan el camino.  Israel, con el mayor disimulo conseguido, se acerca y entra al refugio. Mita le abraza con fuerza y le mira a los ojos:

-Tengo que decirte algo muy importante

-Mita tenemos que hablar-interrumpe Israel.

-Vale pero primero deja que hable yo.

-No, -corta-aunque no lo creas es algo muy importante.

-Pero… ¿qué es lo que te ocurre? -arruga las cejas.

Israel la observa unos segundos.   

-Ya tengo veinte años y mi padre dice que es bueno que me case…

-¿Casarte?

-Sí.

-Cariño eso es estupendo-responde dándole un beso

-¿Qué dices?

-Por supuesto-reafirma- si te piden eso, ya tenemos el camino regalado

Israel de nuevo observa a esa chica que le tiene loco desde hace meses. 

-Creo que no me has entendido bien, si mi familia me pide que me case no es con nadie de la ciudad, ellos prefieren un familiar, una prima.

-Pero tú les dice que me amas a mí y ya está.

-¿Y qué le digo?-protesta- ¿Que me enamore de ti así sin más?

-Lo nuestro es una historia de amor.

Israel se ríe sin ganas. 

-¿Crees que van a ver bien que nos hayamos visto a escondidas?

-Mi padre no, -suspira-pero bueno tendrá que aceptarlo.

El chico aprieta los dientes, y puños. 

-Reacciona -ruega – las cosas no son así de fáciles.  No podemos presentarnos antes nuestras familias y confesar que nos vemos desde hace unos meses y que encima no hemos esperado al matrimonio.

-Tampoco hace falta dar detalles-se sonroja- Diremos que si que hemos esperado y ya esta

-Pero no se lo van a creer.

Mita calla por unos segundos. 

-Mañana mismo me voy de la ciudad para pedir la mano de una de mis primas-asegura Israel.

Mita aprieta los dientes.

-Solo me quería despedir de ti.

-¿Despedirte de mí?-ríe con lágrimas- Vaya que buena persona que eres, tendré que agradecerte por esto de mis días que al menos lo hayas hecho.

Israel suspira muy hondo.  Le da un beso en la frente y se va del escondite, dejándola sumida en mar de lágrimas.

2

Zara y Berta desde su escondite, observan como huye, y corren hacia donde se encuentra Mita.  Está sentada con lágrimas en los ojos.  Ninguna se atreve a hablar.  Aunque no digan nada, la mayor de las tres, nota su presencia, y, las abraza.

-¿Que ha pasado?-pregunta Zara

-Todo ha terminado.

-No pasa nada- dice  Zara -eso es que no merecía la pena. Habrá otro que te valore como te mereces

Mita sonríe, Zara siempre tiene alguna palabra para animarla.  Nunca falta la sonrisa en su rostro, al contrario que Berta. Agarrada de sus hermanas, las tres pasean por los alrededores. Por fin entran en la casa, después de haber atravesado de nuevo todo el camino y como si viniesen de una clase, preguntan por su madre.  La sorprenden en el patio, de la casa,  en el sol y con  un periódico. Que Tisa esté de esa manera,  es señal de que Tofá ha salido fuera del país. 

-Hola mama-saluda Berta

Tisa se incorpora de la banqueta al escuchar los susurros de sus hijas

-¿Donde está papa?-pregunta Mita

-No os preocupéis amores, esta misma tarde se fue de viaje durante dos días, ya sabéis-sonríe- asunto de negocios.

-Bueno ya nos contara Maél de que se trata-exclama Zara

Las tres chicas se quedan muy calladas.  .

-Venga quien de las tres empieza-susurra.

-Mama necesito que nos acompañes a mi habitación-informa Mita

-¿Y eso?

– Tengo que contaros algo.

Las cuatro se dirigen al cuarto y esta cierra con la llave. 

-Me asustas-insinúa Tisa.

De pronto empieza a llorar sin poder controlarse y Tisa la abraza.  Mientras,  mira a las gemelas, pero ellas callan.

-Mama, en ningún momento te mentí,-comenta- te dije que me sentía enamorada de un chico llamado Israel.

-Lo sé cariño.

-Pues he tenido problemas con él.

-¿Habéis discutido?

-Pedirá la mano de alguna de sus primas, y se va de la ciudad.

Mientras se seca las lágrimas, Tisa a base de susurros intenta hablarla:

-Lo siento mi vida.

-Lo que no os conté es que no esperamos al matrimonio.-susurra.

-¿Cómo?-pregunta Berta.

-Estaba tan segura que me casaría con el que no lo pensé.

-Con todas las veces que hemos ido contigo, ¿no nos has contado nada?-pregunta de nuevo Berta al fruncir el ceño.

-Eso es un asusto de ella-la defiende Zara.

-Niñas, eso es lo de menos-corta Tisa- no tiene que porque saberlo nadie.  Esto quedara entre nosotras.

-Hay algo más.

-¿El qué?-pregunta Zara

-Espero un hijo de él.

Zara cierra los ojos de un suspiro, y  Berta y su madre se miran. 

-¿Estás segura?-pregunta Tisa.

-Si mama, lo estoy.

-Hija…

-Mama tengo miedo.

Berta se pone las manos en la boca y Zara y su madre rompen a llorar. Entre lágrimas, y recuerdos del pasado, llaman a la puerta,escuchan la voz de Maél.  Berta abre despacio con la mirada alrededor, y  solo ve a su hermano. 

-Bien, algo pasa-dice-y me lo vais a contar.

Ninguna habla .Con paciencia cuentan toda la historia, sin guardar ningún detalle, a lo que él ya con lágrimas de rabia abraza a Mita.

-¿Quién es ese Israel?

-Eso ya da igual-responde.

-Pero no puede dejarte así-insiste Maél

-Maél comprenderme, ahora no se nota, pero dentro de unos meses no habrá nada que hacer.

-Pero dime quien es el Israel ese-insiste apretando los dientes.

-Israel en un chico que vive por aquí cerca,-Mita se arma de paciencia- pero por se va de la ciudad para pedir la mano a una prima suya

Maél da vueltas por la habitación.  Escucha la radio, cambia la emisora y en una de ellas escucha que hay noticias de Francia.   Sonríe al pensar, que dentro de dos semanas viajara para conocerlo. Al desviar los ojos, ve de nuevo a Mita

-Hermanita ya lo tengo-susurra

Su madre y las chicas, se incorporan.

-Creo que puedo tener una solución-repite

-¿Cual?-pregunta Tisa.

-He pensado que te vengas conmigo.

-¿Yo?-pregunta Mita.

-Por supuesto.

-¿Que pinto yo en Francia?

-Pues de momento sobrevivir-responde.

Tisa le aclara que él se va un año entero.

-Por eso lo digo mama, en menos de nueve meses Mita dará a luz, habrá tiempo de sobra para que pase ahí su embarazo y nadie se entere.

Mita mira a su madre. 

-Dudo mucho que papa deje que vaya a Francia-responde Zara.

-Hombre si yo hablo con el conseguiré convencerle.

Mita se levanta de la cama y se dirige a su hermano. 

-Maél tiene razón Mita-responde por fin Tisa -debes ir con él, creo que es la mejor opción.

-Pero… ¿cómo me tengo que comportar ahí?, -pregunta-¿ellos verán bien toda la situación?

-No te preocupes  -explica Maél- es un país

-¿En serio?

-Claro que sí, he leído mucho sobre ello

-No se….

-Es normal que temas pero-la mira a los ojos-¿no te asusta la idea de que papa se entere de tu estado?

Por unos segundos, Mita  asiente. 

Berta se ha vuelto a sentar en el sofá

-Chicos esperad hay algo que no entiendo.

Dejan de abrazarse para escucharla. 

-Dime cariño-pide Tisa

-¿Que pasara después de nacer el bebe?

Las palabras de Berta, consiguen que se queden callados. 

-Estoy como al principio-lamenta Mita- pensaba que con viajar estaba salvada, pero ahora me enfrento al después.

-¿Que podemos hacer mama?-pregunta Zara con lágrimas

Tisa acaricia la gran melena de color negro de Zara.

-Se me acaba de ocurrir algo-repite Maél.

-¿Algo más?-abre los ojos Zara.

-Es doloroso decirlo pero quizás es mejor que en Francia demos al bebe en adopción

-¿Cómo?-pregunta Mita.

-Cuando pase un año no puedes volver con un bebe en los brazos.

-Pero, no puedo hacer eso.

-No se trata de que puedas-explica Maél- te hablo de que va a ser lo mejor.

-¿Cómo voy a darlo en adopción?

-¿Tienes alguna idea mejor?-pregunta Berta.

-Para ser sinceros no

Mita agacha la cabeza.

-Soy la primera persona que te entiende,-asegura Tisa- yo ya soy madre, y se por lo que pasas.

-¿En qué tiene razón?

-Tienes que volver aquí sin bebe.-susurra.

Mita rompe a llorar y su madre la abraza hasta consolarla.

3

Han pasado dos días.  Tisa ruega discreción.  Aparece a Tofá.  Maél les ha ordenado, que escuchen lo que escuchen durante la comida, se mantengan al margen.  Después de que Tofá se aloje de nuevo en la habitación, anuncian que ya esta lista la mesa. Maél se sirve un vaso de agua.  Le observa, en lo que le recuerda a su padre que en menos de dos semanas se marcha a Francia:

-Lo sé hijo, no me olvido de que mi querido heredero, viaja.

Las chicas taladran a su padre con los ojos.

-Veras papá-continua Maél- en estos dos días que has estado fuera, he tenido tiempo de pensar y reflexionar, y bueno ya sabes que en Francia quizás me aloje en una casa, no en un hotel.

-Por supuesto -confirma Tofá- ya sabes que en el hotel no tendrás intimidad. 

Mita se incorpora.

-Pero claro papá-insiste -hay algo en lo que no hemos caído.

-¿Qué ocurre?- suelta la copa recién cogida

-En la casa no tendré a nadie que me sirva.

-Es cierto-se toca la barbilla.

-Por eso necesitare que venga una mujer conmigo.

Mita le mira y mueve el cubierto sin parar. 

-Ya claro hijo lo comprendo-dice Tofá ajeno al llanto oculto de su hija- no lo había pensado.  -calla unos segundos-Tal vez podamos contratar a algún mujer francesa.

-Prefiero llevarme a mi hermana mayor.

Mita y Tofá alzan la cabeza con los ojos muy abiertos. Zara se atraganta y comienza a toser

-¿Mita?-pregunta Tofá

-Por supuesto.

-¿Por qué la eliges a ella?-alza una ceja

-Es muy simple, será divertido que mi hermana me sirva.

Mita taladra con los ojos a Maél, pero Zara debajo de la mesa la da una patada.

-¿Cómo has llegado a esa conclusión?-se interesa.

-Porque Mita cocinara mucho mejor que Zara y Berta.

-Bueno en eso no te quito razón -ríe.

Las chicas intentan comer pero  no pueden. 

-Y ¿bien?-insiste  Maél

-No se hijo, ella no esta tan preparada como tú para viajar.

-¿Desde cuándo te importa si estoy o no preparada para tus decisiones?-suelta Mita.

Las palabras han salido solas de su boca. Agacha la mirada.  Las gemelas y Tisa se han quedado paralizadas. 

-¿Cómo has dicho?-pregunta Tofá con la atención fija en Mita.

Maél le hace un gesto a Mita de que no diga nada.

-No he querido decir nada papa… tan solo… opino… que si que estoy preparada para irme con él.

-¿Te he pedido tu opinión?

-No, claro que no-contesta mientras agacha la cabeza.

-Muy bien, veo que las cosas quedan claras-de nuevo come un trozo de carne- así que no quiero tener una sola interrupción ¿entendido?

-Entendido.

Durante unos segundos, que parecen horas, cada uno prueba un bocado de la suculenta carne que han preparado para comer. 

-¿En serio no prefieres una criada?

-No, con Mita estaré mucho más cómodo, ella cocinara para mí, y me lavara la ropa.

-¿Sabe tu hermana hacer todo eso?

-Claro-miente-toda mujer si se lo propone consigue ser muy buena esclava.

Sus hermanas aprietan los puños.

-Vale –  ríe -no hay problema firmare el permiso. 

Las chicas suspiran por dentro y continúan la comida. Después de varios días de preparativos y maletas, ya sea el pasaporte, o un simple pañuelo, Tisa y las gemelas, despiden  a los viajeros a la vez que sueltan muchas lágrimas. Mita siente nauseas, y suelta una arcada, que no pasa desapercibida para nadie.  Tofá la mira. 

-¿A qué viene eso?-pregunta

Tisa y Maél  la miran.

-No pasa nada papa-trata de sonreír- ya sabes que siempre que me pongo nerviosa, se me agarra al estomago, y me cuesta comer

-Y ¿por eso quieres vomitar?

-Es normal, estoy muy emocionada.

Tofá, satisfecho se da la vuelta. Tisa susurra al oído de los dos que tengan mucho cuidado, que esta mucho en juego.

4

Es la primera vez que Mita sube a un avión, a diferencia de Maél.  Ya aterrizan en el nuevo continente. Cargados de maletas, salen a la calle. En la puerta esperan una fila de taxis. Se instalan en la parte de atrás, y Maél le entrega al taxista el nombre de la calle que consiguió por internet. Es por la tarde, y se presenta algo nublado.  La temperatura también es distinta. Al ver mujeres solas, Mita  con la mirada,  busca si hay  algún hombre que  las vea, pero Maél, le explica que es típico en Francia ir así.  Llegan al apartamento.  Lo justo para dos personas. Dos plantas a las cuales se accede por una escalera  de caracol.  Desde  la terraza, se aprecia la plaza de los campos eliseos.  Suben la escalera, donde se encuentran las dos habitaciones, con los aseos.  Cada uno se instala en su cuarto .Maél, hace una llamada a su padre para advertir que ya están en casa.  Al cabo de unas horas, un ruido la despierta.  Desde la cama mira hacia la ventana. Se levanta. Fuera llueve,  y mucho. Mira el reloj que su hermano le dejo con la hora ya establecida francesa y son las siete de la mañana.  Tras bajar la  escalera en forma de caracol, se dirige a la cocina para poder desayunar y observa que Maél ya lo ha preparado.

-Hola Mita- saluda mientras sirve el desayuno en la mesa del salón

-¿Que estás haciendo de desayunar?

-El de siempre.

-¿Que haremos después?-pregunta mientras come un trozo de bollo caliente

-Pues… primero comprarnos ropa de aquí, que desentonamos un poco-ríe

En los campos eliseos, ven una chocolatería muy grande, llamada la maison du chocolat.  Los sillones…  las mesas…  los baños…  todo brilla.  Mita mira a su alrededor. Hay varias plantas. No alcanza a ver todas desde la posición en donde se encuentra.

-¿Te gusta?-pregunta Maél.

-Claro que si-afirma con brillo en los ojos

En el ambiente hay mezcla de olores de café y chocolate

-Vaya me sorprendes – comenta Maél

Mita no pierde detalle.

-Se me acaba de ocurrir una idea.-dice Maél

-¿Qué pasa?

-¿Por qué no trabajas en esta chocolatería?-propone

-¿Cómo?

-Ya que te gusta, podrías intentar trabajar aquí.

Mita examina a su alrededor.

 -Te lo digo en serio, te va a gustar mucho este sitio.

De nuevo observa los decorados. Tal vez no es tan valiente como ella se pensaba, y así se lo hace saber a Maél.

-¿No te consideras valiente?-alza una ceja -Mita te quedaste embarazada soltera en un país donde eso no puede hacerse.  Mientes a tu padre y te vas con tu hermano a otro país a tener al futuro bebe… ¿y piensas que eres cobarde?

Mita sonríe. 

-Bienvenidos a la maison du chocolat ¿qué vais a tomar?

Debajo del hombro, tiene una chapa en la que pone su nombre.  Se llama Vanessa.

-Tomaremos dos chocolates,-señala Maél- y para ella un trozo de pastel

-¿De qué quieres el pastel?-pregunta a Mita.

-Pues… de nata si puedes.-comenta despacio en francés.

Vanessa intenta irse para ponerles el pedido, pero Maél la llama.  La chica se da la vuelta para ver que quiere.

-Me preguntaba de qué forma puedo acceder a trabajar aquí. Es para mi hermana.

Mita sonríe. 

-¿Quieres trabajar aquí de camarera?-sonríe Vanessa.

-Sí, la verdad es que si-consigue afirmar.

-Pues mira estas de suerte. Hoy está el dueño, en lo que os sirvo hablare con él, haber que hace

-Muchas gracias.

Cuando llega, ya han terminado cada uno su chocolate, y por dentro se ríen del aspecto del señor.

-¿Tu nombre?

-Me llamo Mita Pattar

-Encantado de saludarte, Me llamo Christopher Galois, si dispones de unos minutos me gustaría hablar un poco contigo.

El encuentro ha sido corto, cargado de preguntas  sobre su vida laboral, la cual ha tenido que exagerar un poco, a base de inventarse experiencias ficticias, pero aun así, consiguió el trabajo, en tres días, comienza como camarera en la gran chocolatería. .

5

Mita acaba de dar a luz una niña.  Se parecea ella, pero los ojos, los ha heredado de su padre, color verde.  Ya eligió unos progenitores.  Lo supo en cuanto Vanessa, su gran amiga, con la que ha compartido mucho trabajo en la cafetería le presentó a Clara. En su quinto mes de embarazo, Vanessa le comentó que su amiga estaba también en estado, y sería bueno que se conociesen, y  Mita aceptó. En cuanto vio la gran mansión que tenían, no dudo de que ellos fueran los futuros padres del bebé. Clara es muy rubia. Sabe como estar elegante,  sea cual sea la ocasión. Al entrar  corrieron hacia ella, un gato y dos perros.  Pudo comunicarse con Clara y Marcelo con el poco francés que sabía. 

-No podemos negar quien es el padre-escucha decir a Maél

Mita ve a su hermano con la criatura en brazos.  No se ha separado de ella en ningún momento.  

-¿Lo sabe Clara?-pregunta

-La he llamado como bien me encargaste, tanto ella como su marido y tu amiga vienen de camino.

-¿Vanessa?-pregunta

-Es tu amiga también, es lógico que quiera conocer a tu hija

-Bueno, mejor que no digas esa palabra-sonríe. 

El día que se decidió a pedirles que se hiciesen cargo de ella, fue una tarde en la que Clara y Marcelo, le invitaron a tomar un chocolate en el jardín del chalet, con Vanessa, tarde a la que también se unió Maél. Tenía planeado como surgiría la conversación. Primero resumiría como fueron las cosas para decidir hacer el viaje tan lejos, y dar a luz ahí, y después del resumen de su situación,  comunicaría su decisión de entregarles al bebe. En un primer instante, se quedaron paralizados. No lo tenían claro.  Les resultaba imposible  comprender que  quisiese darla en adopción, con esa seguridad y frialdad,  y menos aun estando ella viva, y sana.  Mientras cada uno se terminaba su chocolate, intentaban buscar una solución a todo aquello. Clara no podría soportar abandonar a su bebe, lucharía contra viento y marea por tenerlo con ella, aunque claro por lo que Mita cuenta, su caso es diferente .No parece que la queden más opciones. No desea que le pase nada malo al bebe, y antes de que ese hombre del que hablaba Mita, le hiciese daño, lo acogería con mucho gusto, pero temía aceptarlo y después, al cabo del tiempo, cuando quisiese tanto a la criatura, como al hijo que estaba a punto de nacer,  llegase a arrepentirse de dar a su hija a otra familia,  y lo reclamase.

-¿Por qué nosotros?-se interesó Marcelo

-No hace falta preguntar algo tan obvio-respondió Mita –  Tenéis todo, y sois muy buenas personas, aquí no le faltaría nada, ni cuidados ni amor.

El matrimonio se miro el uno al otro. Lo pensaron. Tenían que tomar una decisión importante, en cinco minutos.

-¿Qué pasara si me quedo con la niña?-Pregunto de pronto Clara

-Tú serás su madre-respondió Mita

-¿Y cuando crezca?

-Seguirás siendo su madre

-Pero… ¿y si de mayor me pregunta por ti?

-¿Significa esto que aceptas quedarte con ella?-pregunta Mita al ver el rostro de Clara,

Clara mirar a Marcelo, y da un rodeo a toda la casa.  Respira muy profundo y ambos  asienten. 

6

-Buenos días-Exclama Clara mientras se asoma desde la puerta

En menos de un mes nacerá Kirk.  Clara coge en brazos al nuevo miembro de la familia, mientras que Marcelo la acaricia la cara. Está dormida, y por la respiración, debe sentirse feliz  con su futura mamá.  Es  probable que ya no vuelvan a verse. Es una criatura preciosa, con unos enormes ojos verdes, y en cuanto Clara la coge, esta se despierta y la mira a los ojos. Todo está arreglado para llevarse a la niña a su nuevo hogar, esta bañada y con ropa, parece  medio dormida, pero tranquila y con la manta que la han puesto, tiene pinta de sentirse a gusto,  y ya se ha firmado cualquier papel posible que necesitasen para llevar a cabo todo, pero  solo hay una cosa que quieren cerrar.

-Mita escucha-comenta Clara con la niña dormida en sus brazos

-¿Qué pasa?

-Marcelo y yo hablamos anoche y… hemos pensado que fueses tu misma la que le pusiese el nombre a la pequeña

-¿Yo?

-Claro-sonríe el

Mita guarda silencio unos segundos, mira a su hermano. Descarta Clara o Mita. Tisa no, porque su madre no estaría tranquila. Nada que decir sobre Zara y Berta, su nombre es lo único que tienen propio. Pero hay otro nombre que para ella es muy especial.

-Desde siempre me ha gustado mucho el nombre de Tara

-¿Tara?-pregunta  Maél-así se llamaba nuestra abuela materna

-Lo sé.

-Pues no hay más que hablar-dice Clara

TERCER  CAPITULO

1

Tras dejarse convencer, Marcelo prepara a través de internet, tres billetes de avión, ida y vuelta. El, Tara, y Kirk. En dos semanas viajarán a Arabia Saudí,  En su día les facilitó una dirección, que  solo debían utilizarla en casos extremos.  Entre las dos hermanas,  escogen toda la ropa que llevará.  El taxi que les llevara al aeropuerto está en la puerta de casa.  Ya amaneció. Clara abraza a Tara y le empiezan a saltar las lágrimas.

-Venga Tara tienes que subir al taxi-comenta Marcelo

-Te quiero mama

-Esperad un momento-se escucha a los lejos a Helen

Marcelo la mira con el ceño fruncido.

-Papa no te preocupes, han aplazado el examen para mañana, al no tener que repasar nada, no teníamos clase, y estuve a solas con Mijan las dos horas.

-No quiero saberlo-interrumpe su padre

-Papa no seas mal pensado-se queja- pues engañándole, conseguí que me enseñase a su madre, y con ello, conseguí ver su documentación, en la que claro está viene donde vive… y mirad aquí la tengo escrita.

Tara da un abrazo a su hermana.  Después de largas horas de vuelo, Kirk despierta a su hermana.  Cargados de maletas, salen a la calle.  Es por la tarde, solo observan desierto. Apenas hay mujeres.  Las pocas que se ven, están tapadas de pies a cabeza. Al verlo, se toca el pelo. Una de ellas la mira.  Pero deprisa aparta los ojos de su camino, ante un grito que le da un hombre adulto y Tara,  se agarra al brazo de su padre. Ven aparecer el autobús que según la información de internet,  les deja en la puerta del hotel solicitado. Con el idioma no hay problema, ya que se defienden con gestos, y con alguna palabra en  Ingles, y una vez en la habitación, Kirk corre a la ducha, pero Tara muy en silencio se sienta en la que ha elegido como su cama…

-¿Qué te pasa?-pregunta su padre

-Me encabezoné en venir aquí-responde -y ahora que lo he conseguido y veo todo el panorama, pienso que tal vez me he precipitado.

-Es lógico que pienses así

-Casi he de agradecerle a esa mujer que me diese en adopción

Kirk sale con la toalla en el cuerpo, y, se recuestan cada uno en su cama a descansar. Marcelo es el primero en despertarse. La casa en la que es posible que viva Mita, no está cerca del aeropuerto. Preparan dos mochilas con kebab  y mucha agua. Después de encontrar el lugar de destino, reservan una habitación, en una pensión, mucho más pobre que el hotel escogido al principio, pero es la  que menos distancia tiene de la supuesta dirección.

-Mirad, debe ser por ahí-señala Kirk

Se dirigen al lugar indicado en el mapa,  y ven a los lejos una  casa, en la montaña.  Tara al verlo, le da un mareo. Avanzan montaña arriba. Un hombre canta algo en su idioma, en un jardín, y los  tres se esconden. Marcelo siente un vuelco al reconocer a Mita sentada  a la sombra con un libro. Tara no se ha dado cuenta, y Marcelo hace un gesto a su hijo, para que la mantenga entretenida. Kirk avanza hacia su padre, pero por el sol  estornuda y hace que Mita  se vuelva hacia ellos.

-¿Quién es usted?-pregunta en árabe

-¿Mita?-contesta Marcelo

Esta le mira. Abre mucho los ojos.

-Soy Marcelo-dice despacio en francés.- ¿Me recuerdas?

-¿Mar…celo?-pregunta

-No me creo que no te acuerdes de mí

Mita parece una estatua. Sin poder evitarlo, se le cae el libro al suelo.  

-Se que te parecerá raro que haya venido-dice al ver que no habla.

-Ha… pasado… mucho… tiempo-consigue decir ya en Francés

-diecisiete años-responde con una sonrisa.

-¿Qué haces aquí?

-Hay alguien que desea con todo corazón conocerte.

-¿Quién?-consigue preguntar

Marcelo se asegura de que Tara todavía no ha llegado.

-Antes de que la veas, quiero saber si estamos seguros aquí -dice Marcelo

-No te preocupes, mi marido no está, salió de viaje unas semanas.

En ese momento el jardinero se acerca, pero Mita con un gesto le para. Marcelo se aparta, y aparece Tara.  

-¿Tara?… ¿Eres Tara?

-Si

Tara mira a Mita, El jardinero la agarra de la cintura. Tiene sus mismos ojos, verdes. Los tres no pierden detalle unos de otros. De pronto, una sonrisa sale de cada uno.

.

FIN

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