Esta vez, el viaje de regreso a Buenos Aires lo hizo acompañado.

Después de tantos años, encontrarnos se tornó en una permanente y desesperada intención de no estacionarse en ese recordar, y precisamente ese intento lo transformaba en una constante compañia.

Había practicado, durante toda su vida de adulto, y sabía perfecatmente que algo había corrido diferente. La sucesión tenía una calidad distinta, alguna imagen de las acostumbradas se habia cambiado en el orden de los días y eso le daba otra calidad al devenir….algo no encajaba.

Al bajar del avión, el calor del verano, el azul brillante del cielo, los moviemientos atropellados de la gente le dieron una gran sensación de estar en una obra armada en su nombre.

Las fiestas de navidad serían en uno o dos días , y el alboroto en las risas exageradas de los adultos, las miradas de los niños, los celulares sonando sin parar, todo, en un gran movimiento conjunto de sosterlo.

Sin embargo todavía no había motivos para alarmarse. Todo aún funcionaba como si nada sucediera.

Las niñas lo esperaban, aunque su preferida , la mayor, ya instalada en su nuevo departamento de la calle Independencia …vaya nombre de calle!!!!!, su pequeña e indefensa bebe, estaba en ese permiso de hacer lo que se le diera la gana, asique ella precisamente, no estaba….. ya no lo esperaba , este regresar era el primero de muchos que vendrían sin la recompensa del amor solicitado, robado en los besos apretados y en el placer de sus pequeños y regordetes bracitos rodeando su cuello. Ya no.

No sería sencillo pero estaba previsto . Lo podía presentir en su futuro más próximo . Su niña había crecido y todavía le quedaban las otras dos, aunque nunca había conseguido con ellas la misma conexión que con la primera. Las amaba, con menos pasión quizás. Nunca se había sentido tan necesitado como la primera vez que fue padre. Que potencia del sentir, que poderosa sensación de tener que estar!, aunque fuera de a ratos…..como él sabía, solo de a ratos.

Fabricarse la tranquilidad de vivir en cualquier parte, sin activar el “on” del alma conectada, era su truco mas logrado. Ser un viajero del mundo le dió la oporunidad de permanencia a la distancia…..El éxito habia llegado muy bien, era muy joven , llamado a lugares bellos, prestigios amorosamente conseguidos y lo aprendido en el antiguo momento de su infancia, fue confrmado, ensayado, perfeccionado y calsificado en sus huesos….. Estar de a ratos, como él sabia…..

Llegar a la casa fué cómodo. Los colores, los espacios, sus rincones, el olor de la cocina, siempre lo sorprendian como un pequeño guiño de la suerte, prestado de vez en cuando, pero permanente.

El taxi se acercaba , la mirada se soltaba… despacio, de a poco el gesto de vigilante que se le había quedado pegado en casa de mamá, se convertia en una de las pocas oportunidades en las que soltar era necesario, y casi placentero. Ese rato de reconocerse en las veredas, las avenidas era el unico momento en el que vigilar no lo completaba. Podía dejarse llevar hasta la cochera de su casa. Finalmente, también era su casa.

El ritual de llegar siempre era el mismo. Los saludos, el deshacer de las valijas,acomodar los libros otra vez en la mesa, llamados de aviso, eso no fué nada diferente. Solo había en todo movimiento algo que respiraba distinto, era como un zumbido de lejanas cigarras,no estaba, pero latía.

Se duchó, comprobó una vez más que el olor de la ropa de su casa era suyo y no prestado, comió con la hija menor, que como simpre estaba en la casa cuando él llegaba y prefirió salir un rato a caminar en lugar de acostarse y dormir, su cuerpo cansado y tenso , necesitaba la distensión que su cama no le daría.

Tomó por Libertador,…. hacia Belgrano, el barrio Chino siempre le daba la oportunidad de distraer su mente en las chucherias de estación, el dorado y rojo de las lámparas colgantes por todos lados daban un permanente espectáculo atrayente para una mirada distraida.

Caminó mas lento esta vez, si, estaba cansado, pero habia algo más. Quería distraerse y no terminaba de lograrlo….

Había tanta gente comprando como era posible un viernes 23 de diceimbre a las cuatro de la tarde en Belgrano.

Se metió en un pequeño bar, pidió una soda y limón para exprimir,… hielo…hacia

mucho calor y el sol aún picaba lindo en la tarde….vió la gente pasar un rato…casi ni miró el teléfono y no supo qué hora era hasta que necesitó ir al baño.

Fué. Volvió, pidió la cuenta, pagó, y se regresó caminando…otra vez lento, por Libertador….

Llegó y tampoco miró el telefono esta vez…raro…..se había pasado los ultimos 3 meses , entre el trabajo y la familia, pendiente de escribir, recibir, extrañar o cortar los mensajes…..aunque no lo reconociera aún del todo, ese espacio ahora silencioso, le molestaba, le hacia ruido….y lo regrasaba a un estar que era nuevo, incómodo como hacia tiempo nada lo era. Era como si algo le empujara, pero no el cuerpo, una internidad que no sentía como propia mientras se mantuviera en movimiento …

De golpe, sin voluntad, llegó a su cuarto, y pasó la yema de sus dedos sobre los libros que lo esperaban por leer…respiró casi con un suspiro.

Llegó al escritorio, se sentó en su silla, volvió a respirar…y al estirar la mano y antes de llegar a abrir su cajón, sintió como le subian unos pequeños espasmos , otra vez de suspiros….y serenamente , casi como si fuera normal en él….salió de su garganta un pequeñisimo lamento, y lloró….como hacia tiempo que no hacía….como un hombre llora cuando deja escapar algún recuerdo queridisimo…y éste no regresa.

Lloró no saber o no querer hacer de un adios algun regreso, lloró que el recuerdo nunca más seria el mismo…porque lo tocó, lo modificó, lo convocó y no lo supo regresar…ni como antes era….ni como ahora estaba.

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