Nunca se sabe cómo va a ocurrir… Son cosas que pasan, simplemente. Pero ella nunca lo olvidará: fue el 17 de noviembre de 1943, durante el otoño, el mes de la melancolía. Justo el día en que Alba y Marie cumplieron seis años.
Toda la familia procuraba ser imparcial con los regalos y los mimos, aunque no lograban evitar prestar más atención a la pequeña y frágil Marie. “Eso es porque nació en segundo lugar”- afirmaba su progenitora. Pero en realidad, ningún médico consiguió explicar cómo dos organismos exactos podían defenderse de la tuberculosis de forma tan distinta.
Alba quería a su hermana, incluso cuando observaba cómo su madre acariciaba el pelo de Marie tras darle la medicina; pero desdibujaba su sonrisa cuando la veía alejarse correteando ante el reclamo de la ansiada cucharilla de azúcar. Así es como se camuflaba el sabor de la penicilina. Y tras unos meses de esperanza, el tratamiento estaba funcionando. Marie iba a ser la primera niña del pueblo que superaría la enfermedad, porque una posición adinerada podía permitírselo. Pero dicen que Dios reparte suerte a todos por igual… Y quizá se hizo verdad por un día:
“Yo te arropo, Marie. Así, como mamá”- pronunció una voz suave. Mientras, Alba arrastraba la naturaleza caduca del bosque confeccionando una manta de retales de hojarasca sobre el cuerpo tendido de su gemela. Y ambas carcajearon con la misma risa, juntas al fin… Pero la puntual llamada maternal interrumpió el recreo desde la lejanía. Y como si de una fábula se tratase, la Codicia se encarnó aprovechando su oportunidad: “No te muevas” – imperó un susurro infantil – “Ahora vuelvo. Tu espérame aquí”
El pequeño ataúd tardó demasiado en llegar, tuvieron que encargarlo en una funeraria de Berlín. Allí es donde descubrieron que hubo más casos de aquella nefasta reacción ante el medicamento pionero… “Eso es porque nació en primer lugar”- se redundaba a sí misma ahogando la culpa en un pañuelo blanco. Pero ella no era una mala madre. Son cosas que pasan… Tan sólo había una única cuchara y dos bocas idénticas, como dos gotas de agua.
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