RECUERDOS DE MI ABUELO ANDALÚZ

RECUERDOS DE MI ABUELO ANDALÚZ

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Manuel Calatrava Montoya, mi abuelo materno, nació en Nijar, Almeria en 1897.

No fue un niño de cortijos. El cura del lugar le impartió una esmerada educación.

Recuerdo su perfecta ortografía e impecable caligrafía. Las mayúsculas parecían dibujadas.

Andaluz aventurero, tentado por el Atlántico que nos une, se embarcó siendo muy joven en compañía del cura y algunos amigos de juerga con destino a la América soñada. Llegó a Buenos Aires y se casó con Dolores Mijoler Rubio nacida en la andaluza Uleila del Campo.

No se conformó con vivir en la capital y partió hacia el sur del país, Comodoro Rivadavia distante 1800 km.

Encontró un paisaje similar al que había  dejado en España: montañas y mar. Tierras áridas y pedregosas. Costas bañadas por aguas cristalinas y frías.

Se radicó con su esposa en km 8, trabajando en la Ferrocarrilera de Petróleo. Allí nació su hija María Dolores que aún vive con sus 92 lúcidos años. Después de doce años  nació Ismael  que ya nos dejó terrenalmente 

Pero esa no era su meta. Gran emprendedor y visionario, se dedicó a la gastronomía. Inauguró el bar y restaurant Calatrava que se convirtió en el sitio favorito de los operarios de la empresa, de amigos y paisanos.

Mi abuelo hizo del local un lugar exquisito por su buen gusto y calidad.

Utensilios de plata o alpaca, mobiliario de madera y originales elementos gastronómicos llamaban la atención. Recuerdo las comidas, tradicionales potajes, migas, cazuelas, gachas y gurullos una pasta tipo munición que aprendí a cocinar.

El cante hondo, el sombrero andalúz y las palmas en reuniones con el acompañamiento de la guitarra del Sr Miguel Cintas. Las castañuelas y mantones de manila no faltaban en las noches de sevillanas y bulerías.

Logró un nivel económico que le permitió regresar a su Nijar querido con su esposa y la pequeña hija por un tiempo bastante prolongado.

Además alternaba sus vacaciones entre su Patagonia elegida y Buenos Aires en su lujosa Mansión de tipo colonial en el barrio de Saveedra que él mismo diseño y amuebló. Aún hoy luce su característico estilo.

Gran filántropo, ayudaba a los paisanos que llegaban de la lejana España.

Formó parte de la primera comisión del Sanatorio de la Sociedad Española en Comodoro Rivadavia, donando una sala completa que lleva su nombre.

Quedan sus recuerdos porque lo material no lo conservó. Disfrutó en vida lo que la vida le dio.

En 1996 visité la pintoresca Nijar

El destino quiso que circulando por sus estrechas y empedradas callecitas, un lugareño me orientó y acompaño a la casa de Manuel Calatrava Fernandez familiar lejano.img002_(543x768)3.jpg

Amablemente compartimos una copita de licor. Sin querer y muy emocionada encontré una lejana raíz de mi abuelo.

Recorrí el lugar: la pequeña iglesia en la que fue bautizado. La fuente tradicional de la cual bebí agua como una purificación para el alma.

Elevé mis ojos al cielo y le mandé a mi querido abuelo un beso grande desde su tierra natal.

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