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En julio de 1936 se inició en este país lo que sería una larga guerra civil de casi tres años. 

En la campiña cordobesa, en el valle del Guadajoz, se hallaba -y se halla- Castro del Río, un bastión libertario desde el siglo XIX.

En la primavera los terratenientes habían tenido duros enfrentamientos con los campesinos y el ambiente estaba lleno de violencia.Y estalló el conflicto. En Castro del Río la sublevación  duró pocas horas.Los campesinos de la CNT y la FAI serían los protagonistas. En medio del júbilo popular se declaró el comunismo libertario. Las iglesias y las imágenes religiosas fueron quemadas. Con su cercanía al poder concentraban el odio y el rencor sin atender a matices y singularidades.

El 6 de junio de 1907, en Cuevas de San Marcos, había nacido Antonio Benítez Arias en el seno de una familia humilde y trabajadora.El chico demostró pronto una inteligencia privilegiada y el ansia de la familia era que pudiera estudiar y despegar del campo o de los oficios manuales. No había más camino que el seminario. Y allí fue a parar. Estudió en el Seminario de Málaga con notas brillantes. Cada vez más se perfilaba que iba a ser alguien importante. 

Pero la iglesia encierra, cómo no, mezquindades y envidias y la historia familiar dice que lo apartaron de lo que podíamos llamar «centros de poder» enviándolo, como presbítero, a una parroquia de un pueblecito cordobés… Castro del Río. Con él marcharon sus padres y algunas de sus hermanas.

El hijo brillante y querido que alegraba la casa. En junio de 1936 cumplió 29 años. Lo vinieron a buscar una mañana. Nadie recuerda ya si eran o no conocidos. Se fue sin recelo. Nada debía a nadie. Era un radiante día de julio. El verano ya estaba entrado. Las mieses, segadas. Se oían los campanillos de las yuntas volviendo del campo. El aire andaluz ya se estaba espesando con el olor a sangre. Le dijeron a su madre que no se preocupara, que podría llevarle lo que quisiera. Era el 20 de julio de 1936.Su padre se acercó al día siguiente. Le llevaba algo de ropa, jabón, cigarros y abrazos. Le dijeron que se volviera a su casa; que su hijo ya no necesitaba nada.Lo mataron el día 21 en un paraje conocido como «Puente Nuevo» según las pocas indagaciones que se han podido hacer. No les entregaron su cadáver. Lo enterraron en una fosa común. 

En la mezquita de Córdoba aparece en una placa de «sacerdotes que dieron su vida por Cristo». Él no dio la vida por nadie. Se la quitaron porque estaba en el momento equivocado y en el peor lugar. Porque su sotana representaba a la injusticia centenaria y en la injusticia que con él cometieron creyeron ajustar las cuentas..

Está en una lista de beatificación con el expediente nº 13.

Está en una fosa común como tantos otros.

Tiene una calle en su pueblo natal.

Su madre perdió la cabeza.Era mi tío abuelo.

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