CORAJE Y DETERMINACIÓN

    Sus niñas son dos seres especiales, incapaces de controlar sus movimientos desde que nacieron, con dificultades para hablar una de ellas, la mayor sin poder hacerlo. Puede que sus cuerpos den pena, que no puedan caminar y hagan gestos extraños, pero sus corazones sienten como los demás y sus cabecitas son dos universos maravillosos. 

 Nada estaba adaptado, todo eran barreras que sortear: La arquitectura de la ciudad, las mentes del profesorado, los vecinos del lugar y la “pena que sentían” los más allegados.

    – Mis niñas quieren estudiar, ¿cómo lo hago?,-le preguntó su madre-. La respuesta que encontró por parte de la “señora, doctora, directora”, ¡fue lamentable, para pedir su jubilación!:

  – ¿Para qué?, ¿no las ve?, -mirándolas como si fueran dos bichos raros-.

  Ningún colegio las aceptaba, decían no estar preparados, ninguno poseía personal capacitado, que pudiera sacar provecho, de semejantes seres humanos.

  Ella, poco dada a lamentaciones, lejos de derrumbarse, se puso manos a la obra. Comenzó por enseñarles el alfabeto y las operaciones básicas de matemáticas. Era muy exigente, no permitía distracciones, de vez en cuando un pellizco o una pequeña colleja, servía para mantenerlas atentas. Junto a su marido, trabajó duro para contratar profesores particulares que pudieran enseñarles todo cuanto a ella no le habían enseñado.

  Estudiaban en casa, e iban a examinarse al colegio, uno de tantos sin preparación para incluirlas con los demás estudiantes. Sus bolígrafos eran una máquina de escribir, siendo “custodiadas” para realizarlos, pues no podían creer, que cuerpos tan “mal formados”, fueran sobresalientes sin copiar. En la universidad el cambio fue radical. La mayor duró un día, la pequeña toda una vida. Se licenció en psicología, se diplomó en criminología. Más tarde obtuvo el doctorado “Cum Laude” en psicología social, un master en sexología, realizó cursos de clown formando un grupo llamado “Bazen Behin Clown”. Han trabajado para uno de los mayores bancos del mundo. Se imaginan intentando que personas desconocidas, confiasen su dinero en ellas, sin hablar con facilidad, con esos cuerpecitos tan penosos; tuvieron sus alegrías, para afianzarse, también sus decepciones, para saber sobreponerse y seguir creciendo.

Gracias al coraje y determinación de una madre que no se dio por vencida, llevan sus experiencias de vida por toda España, impartiendo conferencias. Ellas escriben los textos en unos ordenadores y un procesador de voz los lee.

   Uno de sus logros es un lenguaje patentado, basado en el movimiento de los ojos, llamado “Método Arrieta”, siendo protagonistas de un documental sobre el mismo.  Han demostrado su valía a pesar de sus limitaciones, son felices, son dos grandes personas, seres humanos realizados y respetados.

Lourdes y Mentxu Arrieta con el director del documental Jorge Gil