Guerra injusta,impopular y absurda si las hubo,fue la guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) contra el Paraguay, que se libró entre los años 1865 y 1870. Dice el historiador Álvaro Yunque: “Aparentemente,la guerra del Paraguay es una guerra entre naciones. En realidad,es una guerra entre clases sociales. Es la guerra del capitalismo industrial contra los restos del feudalismo». Y mas adelante añade: «Intentar comprender historia americana sin buscar sus fuentes en los intereses de Europa (de Inglaterra,la nación mas industrial y conquistadora del siglo XIX ) es dibujar en el agua. (Ver el «Tratado Secreto»en el «Libro Azul» de Inglaterra. Allí está la clave de esta guerra incomprensible a primera vista)».
Pero no es mi propósito ahondar hoy en la historia oficial. Porque esa guerra,como sucede en todas, se nutrió de pequeñas e infinitas historias,las de los soldados que combatieron en ellas,aquellos que lucharon y murieron anónimamente abonando con sus huesos los campos de batalla,o que sobrevivieron en medio del abandono y el olvido,mientras que quienes mandaban sobre ellos se cubrían de gloria para la posteridad,perpetuándose en la historia escrita de la República Argentina.
De estas historias voy a rescatar una en especial,breve,casi intangible,que no hubiera sobrevivido en el tiempo si no fuera por la memoria de algunos de sus descendientes,y por la fotografía que acompaña esta nota.
Este señor, de luenga barba blanca, se llamó Ventura Prado. Correntino,nacido en la localidad de Goya en 1848,tenía los ojos asombrosamente celestes y dominaba tan bien la lengua guaraní como el castellano. Reclutado como soldado raso para esta guerra llamada «del Paraguay»,ingresa el 1 de junio de 1865,y por méritos ganados en batalla gana las jinetas de cabo 2º en noviembre del mismo año,y las de sargento mayor en mayo de 1868,rango con el que se retira al finalizar la contienda, habiendo sobrevivido casi milagrosamente a todos los combates. Poco se conoce de su vida posterior: contrae enlace en Buenos Aires con una señorita de nombre Casimira Torrecillas,(descendiente directa de un hermano del presbítero Manuel Alberti, miembro de la Junta de Mayo en 1810) unión de la que nacen tres hijos: Ventura, Isabel y Matilde. El varón muere sin descendencia; Matilde forma pareja con un médico de nacionalidad boliviana de apellido Mercado,e Isabel se une en matrimonio el 12 de octubre de 1887 con Félix Alfredo Saturnino Ferreira; esta pareja procreará doce hijos: Alfredo, Pedro, Juan Manuel, Adolfo, Isabel, Emilia, Matilde, Elena, Luis, Angélica, María Ester y Carmen. De éstos últimos queda una numerosísima descendencia,desparramada por los cuatro puntos cardinales del país,y por algunos otros lugares del planeta. Se desconoce a ciencia cierta la fecha exacta del fallecimiento del sargento Prado,pero poco importa esto a la esencia del relato. Calzó armas para luchar por lo que en su momento se creyó una causa justa,formó una familia,y a través de ella dejó huella en la «pequeña historia» de nuestro país… Tal la breve biografía de mi bisabuelo materno,Don Ventura «Tata» Prado,y mi modesto homenaje a su memoria.
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