Regreso agotado después de terminar mi rutina de ejercicios, alivie algo mi tensión, solo es cuestión de tiempo, de hecho nada lo puede evitar, ahí están las señales, solo que cuando será el momento. Escucho sonar el teléfono, contesto, la voz pertenece al encargado de recursos humanos.

 – Kefren podrías venir antes de la una aquí al departamento, por favor.

– Claro que si, allá nos vemos, al parecer mi respuesta había sido contestada, solo seguir el protocolo tedioso, la típica charla convencional, firmar un papel para dar final, con mi matrimonio laboral, casi 6 anos. Tal como lo vaticine, ya no pertenecía mas a este corporativo de noticias, acudí a recoger mis cosas al escritorio, me despedí de algunos compañeros, lo mas curioso, que ni siquiera estaba preocupado, ni triste, quizás porque a mis 40 anos, viviendo en una casa de renta, sin carro, con mi madre enferma del corazón, con 2 guitarras eléctricas, una de ellas que por cierto no he reparado, un amplificador, como una pila de libros, siempre aguardándome, no tenia nada, lo único bueno de este trabajo, fue mi evolución de zombi laboral a zombi informático. Cuantos de ellos no me encontraba al salir de mis labores, todos rindiendo culto a esta Diosa tecnológica, sus cabezas siempre inclinadas como a modo reverencia por no despegar la vista de las pantallas.

Sin importar, que hay a su alrededor, si alguien desconocido, por casualidad te brinda una sonrisa, el atardecer te brinde un guiño, las risas de algunos locos te puedan contagiar, pero no acaso las mismas campañas publicitarias de estos dispositivos divinos, proponen que captures los mejores momentos de tu vida con estos artefactos milagrosos, no acaso es en el corazón, en el alma, donde en verdad estos instantes, realmente quedan para siempre, creo que todavía se venderían mas si tuvieran la  opción de así como capturar lo mejor, también te pudieran quitar lo malos instantes que has tenido, serian un éxito. Aunque considerando que siempre hemos estado acostumbrados, mas a gozar de las experiencias amargas que las fructíferas, no estaríamos satisfechos, de hecho, nunca lo estamos.

Aviso a mi madre como a mi hermana de lo sucedido en parte no fue mucha la sorpresa porque ya las había preparado, paso por un parque, ahí se encuentra una banca rodeada de una sombra fresca, como si me estuviera esperando, tomo asiento, la pregunta es: ¿ahora que sigue?, no hay plan B ni C, quizás improvisación, si así se le puede llamar, a que la vida misma me compense, El Creador se apiade de mi, me brinde un trabajo que satisfaga mis necesidades primitivas, hambre, un techo, algunos gustos. Como puede sobrevivir una persona, cuando tiende a alimentar más su lado espiritual, en un mundo material  donde lo importante es que poseas sin interesar que no tengas ética, ahogues tu honestidad, la forma que conseguiste lo que tienes, aun cuando hayas pisado a tus semejantes, lo que habla bien de ti son tus bienes: casa, carro del año, ropa, una excelente posición en una sociedad que ya es devorada por este Dios tecnología, que te obliga a adquirir su doctrina informática, acompañada de sus artículos, si no te adaptas a este nuevo credo, no existes.

Recuerdo haber leído una frase que dice: “En el cielo se debe obedecer a Dios, pero en la tierra es el Diablo a quien se le obedece”, lo cual me hace pensar que en este mundo tan materialista, ya fue desplazado hace mucho tiempo por esta Divinidad tecnológica, la cual cada día a día son mas sus seguidores, a pesar de que estudie para esta nueva religión de bits, me he convertido en un ateo informático.

Lo mas irónico en mi caso, que hago uso de estas herramientas pertenecientes a esta divinidad, para buscarlo a él, a si como recurrimos a santos para que hablen por nosotros, no hacemos lo mismo con los navegadores, albergados en el mesías Internet, tanta sabiduría acumulada ahí, que quizás Aristóteles, Pitágoras, aprobarían el uso de esta como una gran herramienta, o reprobarían el uso de esta, por suprimir la utilización del razonamiento humano siendo aniquilado en pro de la automatización. Me atreví a preguntar a San Google en su barra de texto:” como puede sobrevivir una persona a los 40 que solo desea tocar música y escribir cosas, sino esta lo suficientemente seguro de hacer esto, pero sabe que si lo es”, buscando me diera la respuesta correcta, como cuando una ora hacia el cielo, solicitando sea contestada esa plegaria, precisamente sentí que usurpaba la tarea, ala cual están asignados los santos, el mismísimo Creador o porque no Creadora, sea lo que sea, me estaba digitalizando espiritualmente, al depositar mis dudas, creencias hacia una maquina, que al final de cuentas es controlada por otro ser humano.

-Que tan similares son las computadoras a nosotros, para que un ordenador te trabaje, es necesario alimentarlo con corriente eléctrica, un ser humano ocupa alimento, para poder vivir, más bien sobrevivir, por esa necesidad, muchas veces se sucumbe, los corporativos se dan el lujo de disponer de la forma que quieran de las personas, somos tantos, me da escalofríos, a veces pienso, que somos tan parecidos a las computadoras, tienen su ciclo de vida, se vuelven obsoletas, para ser reemplazadas por otras más nuevas, lo mismo sucede con nosotros, cuando envejecemos, no somos tan útiles, por lo que se nos sustituye, por alguien mas joven, digamos con mas “capacidad”, hablan un lenguaje como nosotros, poseen un cerebro llamado procesador, tienen memoria, arterias electrónicas, también se bloquean ante situaciones criticas, tienen una ventaja maravillosa, que bien podría ser benéfica o catastrófica en nosotros su formateo, tan solo imagina limpiar de tu mente: dogmas, paradigmas, arquetipos, credos, ideologías, totalmente desde cero, aunque una idea esplendida siempre se trastorna en manos manipuladoras. Su religión es su sistema operativo, sus profetas son un Steve Jobs o un Bill Gates, que a son a la vez nuestros Prometeos informáticos, ese fuego divino que nos brindaron, lo hemos desperdiciado, aunque otros lo han  sabido manipular, no acaso también se contagian de virus, visten marcas registradas, como la ropa que usamos, se vuelven material reciclado cuando su periodo de vida acaba, nosotros igual con la tierra cuando perecemos, hasta nuestras cenizas, forman parte de ella, se han convertido en nuestras cómplices, inclusive hasta nuestros verdugos laboralmente, cuando te sustituyen por una de ellas, tendrán su propio Dios, seremos su conciencia, su alma, o interpretamos ese papel Divino quien rija su destino, será que él gran arquitecto del universo, lo puedo encontrar en este montón de circuitería, y si llega a haber una computadora que se rebelara, no deseando ser manipulada por manos humanos seria acaso el Luzbel informático, es un pensamiento sacrílego por mi parte, o una bofetada al ego humano, queriendo siempre interpretar el papel de Dios, fingiendo tener el dominio de todo.

Escucho sonar el celular, observo un número en la pantalla, el cual desconozco, contesto: -Bueno, si ¿quien habla?

-Kefren, que tal como estas, soy Arturo, leí el mensaje que me dejaste en Inbox, recordé aquella vez que nos conocimos causalmente, cuando fui a tocar en el programa, que graban para la sección de entretenimiento del portal de noticias. Me habías comentado que tocas cosas relacionadas al Jazz.

-Así es, aunque no me enclaustro a un solo estilo, Arturo.

-Que bueno, te parece si nos vemos el martes en un café, para platicarte unos proyectos que me gustaría proponerte.

-Claro que si, me parece excelente, estamos viéndonos. Me quede respirando hondamente, mire hacia el cielo, entonces me dije: Si Dios tuviera Facebook, imagino que sus Inbox serian repletos mas de peticiones, que de plegarias hacia él, sus publicaciones en su muro, quizás serian reclamos de que las solicitudes que se la han hecho no han sido cumplidas, en el momento exacto, quejas cotidianas así, que pienso que es bastante sabio al no dar de alta una cuenta.

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