-Conmigo no puede venir a vivir,

-Pero eres la única persona que tiene en el país.

– Pero esta vez no hermana, habrá que cuidarla. No es un perro, para ti es simple porque vives en África, ¿Por qué no te la llevas contigo?

-Porque soy Monja y no tengo medios, busquemos una solución.

Blanca tenía 87 años y había quedado viuda hacia 2 años, estaba muy deteriorada, y la situación demandaba una solución.

No estaba en condiciones de seguir viviendo sin nadie cuide de ella, perdía la noción del tiempo, se olvidaba de comer, de tomar la medicación.

-Alberto, yo me tengo que ir el próximo lunes. Tengo que organizar el convento y dejo la orden para venir a cuidarla.

-¿Pero estas loca?

-No, es una decisión tomada, no puedo dejar a mama sola, va en contra de todo lo que predico.

-Déjame pensar que creo que tengo una solución, va a ser temporal pero funcionara, así ganaremos tiempo. Tu vete, yo me quedare con ella hasta que pueda organizarme.

Juan era Ingeniero en electrónica y robótica, se propuso monitorear el piso de su madre. Pondría cámaras micrófonos y altavoces para poder verla, oírla y poder así hablar con ella. Todo se manejaría desde su teléfono móvil.

Programo cuidadosamente un dispositivo para abrir la puerta, esto le permitiría controlar la entrada de la asistenta.

Se ocupó de  automatizar la vitro cerámica para poder encenderla y apagarla, así como programarla. Lo mismo con el microondas  y la caldera,  manejar la calefacción y por supuesto el aire acondicionado.

Una vez verificado el funcionamiento de todo,visito a la madre y le explico todas los cambios que había realizado

-¿Pero quien te dio permiso para hacer esto Alberto? Deshace todo ya mismo…

-Pero mama, no seas cabezota, es para ayudarte, cuidarte y estar pendiente de ti.

-Mira, yo soy vieja y a veces desvarió un poco, pero me doy cuenta de las cosas,  hijo, sé que soy una carga molesta para ustedes, pero no tengo la culpa de envejecer y no estoy dispuesta a vivir vigilada y encerrada, me siento como un hámster en su jaula.

-No digas eso

-Probemos hijo. -Dijo no muy convencida.

-Me quedo a cenar y te muestro que podremos hacer, yo manejo todo desde este teléfono. -¿Hace frio no?

-Si, voy a poner la calefacción.

-No hace falta, mira.-Cogió el teléfono y la encendió

-Quiero uno de esos…

-Jaja ,mira , desde aquí lo programo la hora de encendido y  la temperatura ,lo mismo para la vitro cerámica. En el congelador te preparamos bolsas numeradas con diferentes preparaciones, tienen una etiqueta grande para que veas que comida es y el tiempo de cocción, eliges una, la pones en la cacerola y yo sé el tiempo que necesita para cocinarse, tu solo tienes que abrir la bolsa y echarla en la cacerola .Coge la bolsa 3 que te va a gustar y probemos.

Abrió el congelador, los números de las bolsas eran grande.-Aquí esta, Salmon

Desde el teléfono encendió la vitro, la madre sorprendidísima.

-Se que no podemos vivir juntos, pero no me abandones, ven a visitarme, aunque sea una vez al mes.

-Te lo prometo mama. Ahora me tengo que ir, nos vemos.

-Quédate a ver una película conmigo por favor.

-No puedo mama.-Se despidió con frio beso.

El sistema de monitorización funcionaba y le permitía velar por la seguridad de su madre. Una vez por semana iría una asistenta que limpiaría la casa y llenaría la nevera de comida.

La madre no se enteraba de nada, a esta altura, el paso del tiempo se la estaba devorando poco a poco, los días se le hacían eternos y el aburrimiento podía con ella.

Alberto tenía que ausentarse del país, se iba de vacaciones al Caribe por 12 días.

-Tranquila hermanita, no habrá ningún problema, desde el teléfono controlo todo y si hay alguna emergencia llamo a la asistenta.

Viajaba con cuatro amigos, iban en busca de diversión y descontrol.

Llegaron al hotel después de un viaje algo agotador, y empezaron a beber, tenian todo incluido.

La primera noche fue brutal, Alberto parecía un adolecente de 17 años, bailo, bebió y probó cocaína. Termino en la habitación de una turista holandesa. Despertó completamente helado metido en el jacuzzi. No pudo reprimirse y vómito, tenía el estómago revuelto y al ver el agua mezclada con sus jugos siguió vomitando.

Asqueado y desorientado salió de la habitación, no sabía dónde estaba y no tenía idea del número de su habitación, tampoco tenía la tarjeta para entrar.

-Buenos días, he perdido mi tarjeta. -Le dijo a la recepcionista.

La recepcionista sabía perfectamente lo que le ocurría, todos las mañanas sucedía lo mismo, hombres con olor a vómito y alcohol pasaban por allí.

-No se preocupe señor, dígame su número de pasaporte.

-No tengo idea

-Su nombre completo por favor.

-No, con ese nombre no hay nadie

-No puede ser, mire bien,

-Se lo confirmo señor, ¿en qué hotel se alojó?, Este es el Princesa I

No era su hotel, muerto de vergüenza se sintió un infeliz.

-No es mi hotel, disculpe las molestias, ¿Me podría decir dónde está el Hotel Imperial?

-Está aquí al lado, saliendo a la derecha es el siguiente hotel.

Aturdido volvió a su habitación y durmió todo el día, los amigos golpeando a la puerta lo despertaron.

-Arriba campeón, la que te has pegado anoche jaja , toma tus cosas, te has ido sin avisar.

-¿Ustedes estaban ahí?

Sí, claro, te has follado a media Holanda machote, vamos al bar, ¿te vienes?

-Quiero ducharme, nos encontramos más tarde sementales.

Se dio una ducha, recupero la frescura, antes de ir al bar paso por el restaurante a comer algo, mientras comía se acordó de su madre, miro el móvil y se tranquilizó, todo parecía en orden., la vio sentada frente a la televisión.

La fiesta continúo esa noche, esta vez en la habitación de su amigo Álvaro, justo arriba de la de él.

Mujeres drogas y mucho alcohol.

En un momento Alberto se sintió descompuesto y decidió que era suficiente.

-Me voy a dormir.- anuncio.

Cada uno iba a lo suyo, drogados y borrachos ninguno le contesto.

Antes de salir advirtió que no tenía la tarjeta para entrar a su habitación.

-Mierda, otra vez, no pienso ir a recepción a esta hora y menos borracho -se dijo.

Salió al balcón y miro hacia abajo, se colgó de la barandilla y se balanceo, la idea era caer en su balcón, pero las leyes de la física y su borrachera hicieron el resto, cayó pesadamente de espaldas sobre su barandilla, reboto y desde el tercer piso cayó  de espaldas nuevamente sobre un cantero que amortiguo algo la caída. Se partió 4 costillas, la clavícula,  lo más grave fue la rotura de las vértebras cervicales.

Estuvo ingresado 7 días y paso por 4 cirugías antes que el seguro se hiciera cargo del traslado a su país.

Después de 6 meses ingresado lo dieron de alta, su hermana había viajado para intentar organizar la nueva situación. La madre acompañaría a Alberto y una enfermera iría todas  las mañanas y noches unas horas a higienizarlo y darle la medicación.

Compro una cama ortopédica y la acomodaron en la habitación vacía del piso de su madre, vivirían juntos hasta que ella pudiera dejar la orden religiosa y volver, serían solo unos meses que deberían convivir.

Días después, la hermana fue victimas del fanatismo religioso local y fue asesinada mientras ayudaba a los enfermos y heridos en una vieja escuela al norte Africa, nadie se entero.

La madre se ocupó de todo hasta que un día que había ido al súper a por leche y pan no volvió a la casa. Tampoco al día siguiente, ni al siguiente….

Solo y sin compañía, Alberto se sintió el ser más miserable de la historia de la humanidad, sucio, hambriento y deprimido se pasaba las horas gritando y llorando. Cada minuto le dolía en el alma y era totalmente consciente del calvario que estaba viviendo.

-Mama, mamita querida, te quiero mucho

Hacía tiempo que las enfermeras dejaron de ir, no recibieron los pagos que debía hacer la religiosa y abandonaron el trabajo.

29 días después de la desaparición de su madre, Alberto murió en su cama, solo. Lo observaba desde el Caribe un joven que encontró su teléfono móvil en los jardines del hotel, quien, por respeto, apago las luces de la habitación y apago la calefacción. 

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