Ciro sigue en la oficina mirando la pantalla del ordenador. Últimamente pasa demasiadas horas revisando el correo. Pero no puede evitarlo. Desde que creó esa cuenta falsa, ese correo es más él que nadie. Nunca antes había recibido ni una sola letra de una mujer.
Se lo estuvo diciendo a su primo antes de comenzar con toda esta historia. — Esto puede llegar a ser un enredo — Pero su primo no estaba por la labor. Le podía más el enamoramiento tonto que sufría por Rosana. Al principio todo pareció muy fácil, la idea consistía en que Ciro escribiera e-mails de amor a Rosana en nombre de Christian.
Su primo es un petardo, incapaz de hilar una frase con otra o escribir más de un párrafo sin faltas de ortografía. Por el contrario es francamente atractivo y el no tener muchas luces tampoco le tira para atrás ante la gesta que está emprendiendo.
Primero fue un e- mail a la semana, pero lo de ahora sobrepasaba la delgada línea que separa la cordura de la locura. Tres correos diarios durante más de dos meses estaban acabando con la paciencia de Ciro. Si, había cursado los cuatro primeros años de hispánicas, pero la cosa no daba para tanto. Después de empaparse de Cernuda, Bécquer y Benedetti , los recursos se le estaban agotando.
Christian se sentía cada vez más emocionado ante la respuesta de su amada Rosana. Tampoco parecía importarle tener que crearse una máscara para el día en que Rosana aceptara quedar con él. Y parecía que ese día estaba cada vez más cerca. Rosana estaba a punto de confirmar la cita.
Y allí estaba Ciro enganchado a la pantalla a la espera del mensaje. En el fondo deseaba que la pareja se encontrara finalmente. De esta manera la evidencia saltaría a la vista y no se volverían a ver nunca más. Aunque la verdad de todo, es que Ciro estaba secretamente enamorado de Rosana. Era consciente de que físicamente no era gran cosa. Bajito, insignificante, con alopecia incipiente, casi en la treintena y con aquella nariz horrible. Pero si algo había comprobado últimamente era que las palabras bien redactadas eran un valor en alza.
Y bien, el e-mail llega y la cita se confirma. Quedarían mañana al mediodía para comer. Ciro se frota las manos, intuyendo que Rosana sufrirá una brutal decepción cuando conozca a Christian en persona. Aunque al principio se sienta abrumada por su físico, está convencido de que en cuanto el torpe de su primo hable, este callará para siempre ante el rechazo de Rosana.
Al día siguiente Christian visita a su primo en su apartamento. Rosana está encantada con él. Ciro no puede creer lo que está escuchando. Cómo puede ser que esa chica inteligente y sensible se tragara toda la farsa. Por las palabras de sus correos Ciro intuye que es una mujer delicada y de refinada cultura.
La esperanza de poder enamorar a Rosana acaba de desvanecerse por completo. En su mente solo persiste una idea, acabar con todo aquello y desenmascarar a Christian. Solo quiere que Rosana conozca al autor real de los e-mails. Vuelve a mirar sus fotografías en la red social, es tan hermosa que no cejará en su empeño para finalizar con toda esta pantomima.
Ciro ha investigado donde trabaja Rosana y la esperará en la puerta de la tienda de moda donde trabaja. Se presentará y hablará con ella. Si, continua siendo consciente de que su nariz es demasiado grande y que sus ojos viven apagados en sus cuencas, pero en su interior arde el amor de la manera más sincera. Presiente que a través de su voz ella reconocerá al autor de los e-mails. Así que, decidido, en esa tarde fresca y primaveral se acerca a la tienda y espera apoyado en una farola a que Rosana salga por la puerta.
Sale acompañada de sus compañeras y para Ciro es la mismísima visión de una deidad. Su cabello rubio se mueve al ritmo de sus pasos como emergiendo de un cuadro de Botticelli. Ciro está embobado ante tanta belleza, se queda paralizado, no sabe como actuar. En persona es muchísimo más bella de lo que hubiera podido imaginar. Es un sueño, se pregunta mientras se pellizca para cerciorarse de que no es así. Pero es incapaz de articular movimiento alguno. Se da la vuelta y desanda el camino por donde ha venido. Está tan impresionado por la imagen de Rosana que cree enloquecer. Ahora es todavía más consciente de sus limitaciones físicas. Es del todo imposible que Rosana se fije en él.
Al día siguiente, de nuevo se encuentra ante la puerta del establecimiento, son las ocho y Rosana está a punto de salir. Esta vez lo hace sola y Ciro se despega de la farola con pequeños pasos. Va vestida con unos leggins de color rosa y top ajustado que a Ciro no le acaban de convencer. Ayer conmocionado ante la imagen de su rostro ni tan solo se fijó en como iba vestida. También advierte el público que sale de la tienda, adolescentes vestidas con prendas ceñidas y de colores estridentes. La música maquinera que sale del interior de la boutique se le hace del todo insoportable. Ciro no entiende porque ayer no advirtió todos estos detalles. Piensa que los nervios no le permitieron ver más allá de su enorme nariz. Pero la ve tan hermosa que a pesar de la indumentaria y del cuadro que la rodea se decide a dar el paso. Se aproxima un poco más y tan solo a un metro escaso la aborda para saludarla. Cuando ella emite algo parecido a un graznido que emerge de su boca a Ciro le da vueltas la cabeza. Intercambian algunas palabras. No puede ser que la Rosana sutil sea aquella chica con acento de extrarradio. Debe de haber un error. Por más atractiva que sea y por más que él se avergüence de temblar ante su belleza, sus palabras dejan mucho que desear. Nunca hubiera imaginado que pudiera hablar como aquella mujer que tenía delante. En solo medio minuto ha escuchado tres veces la la expresión “¿me entiendes lo que te quiero decir?”. Y aunque en el fondo no puede evitar seguir pensando en lo hermosa que es y en cuanto le atrae, frustrado por lo dantesco de la situación, improvisa una imaginaria salida de emergencia. Le dice que se ha confundido de chica y que le disculpe. Escapa con paso rápido. Caminando se dice a si mismo si no habrá sido todo una broma del irreverente de Christian. Es guapísima, sí, pero no es tal y cómo la había imaginado. Dónde estaban las palabras llenas de significación, los textos delicados, dónde la poesía. Continua caminando envuelto en una atmósfera espesa durante una par de horas. Finalmente y siguiendo a su desvarío llega a su apartamento. En un acto reflejo, acostumbrado como está durante los últimos meses a consultar el e-mail, abre el ordenador. Ante su gran sorpresa encuentra un nuevo correo de Rosana:
— “!tío! s k eres tu l que a venido a verme al Shana! . Soy un poco witch y Christian no m a contao nada. n seguida me e coscao de k el no havia podid scribr los @. Al verte l e pillado todo. No t agobies no diré notghing. Solo t pido k guardes el secret K t voy a contar. M ntiendes l k te Kiero decir? A cmbio, si Kieres, te presento a mi prima Ángel. s la ke se kurró los @ por mi. Yo tb he mentido. Pro merci pr eso e conocido al Chris. kreo que Angel y tu podeis tener buen rollito, ¡no tgo duda! Ers m majo!
Pd: pr cierto escrives la bomba ¡ joder, estas echo todo un writer ¡ k grande eres chaval!
¡mua!
Rosana”
A Ciro aquellas palabras le parecen las más sencillas y cargadas de verdad que le han dicho nunca. Se avergüenza de haber huido como un cobarde. Se deshace de sus prejuicios. Y la Rosana de leggins rosa y top ceñido; de palabras vulgares, absoluto desparpajo y de belleza impresionante, se le presenta de nuevo ante si como una diosa. Y Ciro que nunca antes había recibido unas palabras de reconocimiento dirigidas expresamente a él y provenientes de una mujer, se emociona. Hasta tal punto que ese breve e-mail cargado de faltas de ortografía borra el historial de correos de Ángel. Se olvida de las bellas palabras de manual escritas por la prima y solo piensa en cómo se las arreglará para enamorar a esa mujer de verdad que con su sencillez y su lenguaje de sms le ha robado de nuevo el corazón.
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