Sin novedad en el andén.

Desde el andén no se la veía, pero ella maulló.

–  Ven gatita, ven.

La dirección de Metro de Madrid dio dos minutos para bajar al rescate. La experta de la protectora dos intentos fallidos de coger a Lychi. La empleada dos suspiros de impotencia, Lychi dos maullidos de rabia y miedo, mi corazón dos crujidos de amor y pena.

Total lleva dos días perdida en las vías, porque espere unas horas. Yo también tengo animales, yo también los quiero, qué más quisiera que poder hacer algo, pero el reglamento prohíbe parar los trenes.

Metro de Madrid informa: debido a un problema de sensibilidad, nos vemos obligados a seguir un protocolo de no actuación.

No respondas al empleado, no lo juzgues, no te muevas, no hagas fotos, no protestes, no te enfades, lárgate, muérete, vete.

La una de la noche. Podemos bajar al rescate.

Sin novedad en las escaleras del metro.

Llegamos al andén. Ni un ruido.

–  ¡Está en la jaula, está en la jaula!

Desde el andén, Lychi se ve pequeña, aterrada y preciosa. Nos abrazamos emocionados.

Un domingo de agosto sin novedad en los andenes de metro.