Perecerá mi destino, debo actuar con rapidez, abrocho su cinturón, desapunto mi gabán , un anillo cae torpemente en sus piernas, sonríe y más que alegrarme esclarece mis miedos,

-¡No es hora de decir lo que siento pero tal vez no pueda mañana!-

Sus ojos apuntan el reloj desconcertada, le hago entender que iré otra semana,

– La que me espera no reclama-, reímos, pienso, – ¡hoy no es el día, tal vez sea mañana!-

Precavido, viajo a 80, asiento a cada cosa hablada, mi mirada recorre las calles de norte a sur, del espejo a su cara. 

Empero la dicha se nubla de terror, mi cita de las 12 está en el coche, detrás de mi amada, los músculos repelen la razón y de la nada paso por la calle soñada, cruzo el rojo farol, caigo en la acera ensangrentado, ahora 2 ajenas me llaman, una está a 3 pasos, la que amo está alejada, trastabillando llego hacia la primera, una luz me ampara… 

…me incorporo  , la malicia me atrae, hago una pose forzada, una zancadilla inhumana, corro mirando atrás, desde el andén esta la muerte enojada, y le exclamo ante el tiempo, ¡tal vez, mañana! .

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