Llueve, en la calle solo se ven paraguas y zapatos encharcados, las gotas caen gruesas sobre las losas por donde corren regatos. El agua arrastra la basura que la gente fue y va dejando. La lluvia me lleva y lava mis lágrimas.

Lloro, la gente solo ve que me voy mojando, no se para, no paro. No encuentro a nadie a quien contarle mi pena y sigo andando, despacito, metiendo los pies en las charcas.

Deambulo, llevo el perro en el saco con mis pertenencias y los céntimos que me fueron dejando, buscando un soportal seco en donde descansar y tocar la flauta.

Pregunto, a otros como yo, por un pedazo de tierra en donde enterrar a mi compañero de viaje.

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