.Lo que le voy a contar no es cuento su mercé, antes de que el sol alumbrara,  mi taita Gabriel ya estaba haciendo la jila con su sombrero doblado medio blanco , medio negro, pero de tradición en el pueblo. Encima tenia encaramado su poncho y su rejo que adornaban su inconfundible figura de hombre del campo.  En sus manos arrugadas y desfiguradas se apreciaban unas terribles y mugrientas uñas, que más que parte de sus manos parecían unas yucas plantadas tratando de crecer hacia arriba así como crecen cuando llega el invierno.

Pero bueno sus personas, que más se puede esperar de un campesino olvidado?..

«Señor Fernández- Su cheque ha sido devuelto y le tocará esperar 1 semana más para recibir su subsidio.  fueron las palabras del hombre de la corbata amarilla que se escondía tras la ventanilla del banco.

Mi compadre Gabriel con una mirada pálida y seca, más bien triste, y sin necesidad de abrir la jeta para alegar nada, me hablo con sus ojos y pude sentir su inmensa preocupación y desesperanza. Fue en ese momento que me di cuenta de 2 cosas: La primera de ellas es que el apellido de Gabriel no era Torres sino Fernández, y la segunda es que había trabajado en vano esa semana y la tierra en sus uñas no justificaban el gran esfuerzo para llevar la papita al rancho.

Ah compadre Gabriel, ¿No es verdad que ya no se ven aquellas siembras de nuestros tiempos?

-No quiero yo otra cosa comadre Dioscelina, que ir a la presidencia de la república, arriesgando mi vida en peligro inminente de dejar viudas y huérfanos en la miseria.

Mi compadre se marchó con la cocorota y el pescuezo doblado, y yo aún no entendía por que quería ir hasta la presidencia.

Ayer vi de nuevo a mi compadre Gabriel, con azadón en mano y pala en la otra, a medio vivir, siempre con hambre y sin vestir, así como siempre lo conocí, mientras en los noticieros muestran al presidente hablando con los gringos de po aya arriba sobre el TELESE que dicen que va a arrasar con nosotros los humildes jinqueros que diariamente nos quebramos el lomo por dar la comidita a todos los paisanos.

Bueno sus personas, hasta aquí les cuento por que ya se asoma mi compadre Gabriel y su manada. La mesa esta servida y la agua de panela ya esta hirviendo.

Dioscelina Castro.

Vereda el Aguacate. Colombia.

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