Nuestras vidas se han cruzado un muy escaso número de estaciones. Las vivimos intensamente como si ese tren nos llevara al fin del mundo, a los dos, solos. Nos dimos todo como si no quedara nada. Nos enamoramos como la primera vez. Nos juramos lo eterno… Y un día me di cuenta de que llegaba a mi última estación, la de apurar el instante, antes del adiós. Cuídate mucho, por favor. Dile a tus emociones que ya no las necesitas enfermas, que conoces el olor de las coronillas de los bebés, que están conectadas con lo más alto. No quiero, pero me tengo que bajar, yo, sola. A ti te esperan en la siguiente unos hijos que deseaste, una mujer que elegiste, un perro que domesticaste y un montón de cosas que les debes. A mí me espera el hombre que siempre amé pero que todavía no conozco. Sé que se parece a ti en una cosa, en la forma de hacerme sentir mi corazón… Y ahora, desde el andén, veo acercarse un tren y tú vienes en él. Hello again, hello.
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