Aquella noche, desde el andén, vi pasar la vida ante mis ojos, como si de una mera espectadora me tratase. Miles de recuerdos agolpados en un tren de cercanías, tren que se fue tornando borroso a medida que pasaba a toda velocidad frente a mi y se iba alejando. Sin apenas un segundo de aliento para asimilarlo, lo perdí de vista ladera abajo, cómo se pierde el agua de un río, y con él, rápidamente, se fue perdiendo… lo ya vivido.
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