Hola diario:
Desde el andén de mi oscura casa, bien acurrucadito, comienzo ilusionado a escribirte mis vivencias. Llevo unas cuantas semanas escuchando con atención muchos sonidos, todos son abstractos. No entiendo nada de lo que ocurre allá afuera; ni me importa. La verdad que estoy tranquilo. Aquí me siento seguro… “zzzzzzzz”
Hola de nuevo:
Las semanas siguen pasando. Me noto más crecido y fuerte. No entiendo nada de lo que ocurre aquí adentro; mi casa ha menguado, los sonidos son cada vez más intensos. Estoy un poco intranquilo. Me siento algo inseguro… “zzzzzzzz”
(Doce meses después)
Hola… Hoy te escribo desde el andén de mi nueva casa. Sinceramente, ahora sí que no entiendo nada; ni de lo de aquí afuera, ni lo de allá adentro. Estoy confundido. Aquí todo es gigante. Aunque los sonidos me parecen ya menos abstractos, no dejo de preguntarme, ¿quiénes serán estos dos extraños que me acompañan?… ¡Ufff, qué lío!… Sólo consigo recordar que aquel día, al noveno mes, todo a mi alrededor tembló. Vi una pequeña luz al final de un túnel, me pudo la curiosidad, fuí a por ella y… desde aquel día, querido diario, mi vida cambió… “¡buaaaaaa!”
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