Tratando de alcanzar el tren, te vi en aquel anden donde tus ojos resplandecían por el sol, tu pelo tan sedoso, hermoso, como todo tu, me viste, ahí mi mundo se vino abajo, todo en lo que creía se fue, como la gente de mi alrededor, la cual dejo de existir, solo éramos tu y yo, me aterro, el miedo me domino y llego el tren, mi cuerpo sin responder, mis ojos en los tuyos, comprendí que no importaba que no creyera en el amor, que no importaba si me rompías no solo el corazón si no, todo de mí, porque te amaba, fue entonces que hiciste lo inimaginable ahí en medio de toda la gente caminaste directo hacia mí, tomaste mi mano y me diste un beso. Así como el tren se fue rápido, mis miedos se fueron en él y quedo la certeza que te daría todo de mi sin esperar nada a cambio, como el andén que da al tren un lugar donde detenerse, relajarse y partir hacia su rumbo, yo te daría mi amor, sin romper tus alas, ahí comprendí realmente que el amor es, sin preguntas ni cuestiones.
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