Daría un ojo por ver

Daría un ojo por ver

Luis Díaz Feria

16/08/2013

Marieta me gusta mucho y yo también le gusto a ella. Su madre murió anteanoche. Era una mujer menuda que hacía las cosas a pasitos cortos, soltando cada dos frases aquello de “daría un ojo por ver”: Daría un ojo por ver qué hacíais si no os recuerdo que merendéis… Daría un ojo por ver qué vais a hacer con ese montón de trapos… 

El accidente debió ser espantoso.

El tío Jesús nos saludó desde el andén. Atamos las bicis en la verja y salimos juntos de la estación camino del tanatorio. Era raro. Doña Leo estaba en la caja vestida como de fiesta. Hasta la cara tenía bonita, sólo que con un parche de tela blanca tapándole el ojo derecho. Marieta me miró, la miré yo a ella, y empezamos a reírnos los dos a la vez sin poder parar. Nos sacaron a coscorrones de la sala.

–Daría un ojo por ver cómo hace ahora para cerrar el ataúd ella solita –dijo Marieta riendo y llorando a la vez.  

–Marieta… ¿Quieres ser tú mi tuerta? –me salió así de pronto.

Después lloramos abrazados tanto rato que no recuerdo cuándo paramos.

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