Cuando cualquier persona me cuenta que se va de viaje, lo primero que le remito es que me lleve en su maleta. Bromeo argumentando que estoy delgada y puedo caber en cualquier sitio. Automáticamente esa persona se ríe y me cuenta que en el próximo viaje podríamos ir juntos. Yo asiento, sonrío y cambio de tema. ¿Por que nadie me quiere llevar? Es una afirmación bastante clara, evidente. Necesito salir de aquí. Posiblemente no se resuelva con un viaje, y evidentemente si fuera en la maleta me echarían al instante, pero ¿por qué no entienden mi llamada de socorro?

La realidad es que no necesito montarme en avión o en coche, no. Necesito ponerme mis alas y escapar. Y todo el mundo se limita a sonreír. Ya no quiero más sonrisas, ni más cortesía absurda que me hace parecer ridícula. Creo que esta vez me va a tocar a mí, meterme en esa maleta y salir, salir de aquí.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS