ZIP compartido

Inconscientemente, había estado creando un archivo compuesto de unos y ceros. Miles de bits revoloteando para formar un todo. Un tanto incomprensible que todo aquello pudiera llegar a conformarse en algo con sentido.

Decidió que aquel era el día. Con cariño subió su archivo para que fuera añadido al ZIP. Sabía que él sólo no conseguiría el objetivo. Este ZIP constaba de varias partes, todas necesarias.

Si todo salía bien, el ZIP sería descomprimido en unos meses, ante sus ojos.

Siempre le había sorprendido el instante de la descarga. Tan poco peso, tanto potencial. Un clic y, de repente, un desfilar de sensaciones, de pensamientos, de contenidos visuales que habían estado encerrados en un espacio tan pequeño, tan ligero. Es como si todo se encontrara acurrucado esperando a que alguien diera la orden: ¡Ahora, te toca, despliégate y muéstrale al mundo todo tu ser! Un pequeño Big Bang.

VCJ no podía apartar el ZIP de su pensamiento. Se alegró cuando le comunicaron que su ZIP, ese ZIP especial, había sido creado con éxito y se encontraba adecuadamente protegido en el servidor. Sólo tenía que esperar.

La espera fue larga, lo sabía de antemano. El había puesto una parte, pero qué pasaría en el momento de la explosión, qué aparecería. Un ZIP siempre es una sorpresa, ¡ni tan siquiera sabía qué significaba ZIP! Pero a él le daba igual.

Aquella noche le avisaron. Es el momento, el espectáculo va a comenzar. Acudió nervioso al evento. Todos los implicados estaban allí, tan ansiosos como él. VCJ se agarró de la mano que le tendieron, apretó con fuerza y cerró los ojos. Tanto tiempo de espera…

Con los ojos cerrados fue capaz de percibir aquel sonido, el ZIP se había abierto como una flor en primavera, exuberante. Un llanto inundó la estancia y al abrir los ojos pudo disfrutar de aquella pequeña criatura de piel rosada, de labios perfilados y manos diminutas a la que durante nueve meses había estado esperando.

Agarró con más fuerza la mano de su mujer, la pequeña en el regazo y mirándola a los ojos dejó caer una lágrima; ese compuesto de hidrógeno y oxígeno, un ZIP químico que encierra en su transparencia cristalina todos los sentimientos de un ser humano.