Tuve un sueño, aún lo recuerdo lúcidamente como si hubiera sido un día normal en nuestras vidas, como si yo hubiera sido aquel ser que “respiraba” en mi visión, en mi deja vu quizá, cuando desperté, lo primero que hice fue llevar mi mano al corazón y sentir como aún los latidos del mismo se oían, no cesaban y me tranquilicé, seguía siendo “humano” hasta ese momento… ¿Qué momento? Principios de los 80’s, en donde la convergencia tecnológica comenzaba a dejarse ver como mayor alcance y gozo del hombre, época en la que “algo” tomaba fuerza y sorprendía a todo aquel que fuera usuario en él: la internet, un rayo de luz en medio de toda la penumbra social que se vivía en mi ciudad, en mi país y en tantos otros.

 Ahora unos años después de aquella extraña visión, ya no me encuentro tan tranquilo y presiento que mi sueño podría palparse y observarse ante las pupilas de los demás.

 Pienso que esta nueva era, a la que estamos entrando o pisando, tendría que vivirse en un término medio, algo así como la construcción de un “yinyang” colectivo y cotidiano… pero como siempre sucede: el aprendiz le gana al maestro o la obra se come al autor, a veces lo enferma, a veces lo ciega y no quisiera que la humanidad llegara a tal punto, pero algo me dice que los muros caerán y las cuerda floja entre estos importantísimos puntos podría dejar de existir si la consciencia se pierde.  

 Si bien ahora puedo comunicarme con mi hijo que se encuentra en tierras lejanas o con un viejo amigo, a través de un portátil, también puedo alejarme de mi esposa cuya presencia la tengo a tan sólo un par de metros de mi existencia…

 – Era un día cualquiera, con nubes grises en el cielo y un clima templado, mis ojos comenzaban a abrirse al momento en que sentía los pocos rayos de sol, al separarse los párpados: líneas despejaban mi panorama, líneas oscuras delgadas y anchas, en seguida, un sonido proveniente de mi interior se dejaba escuchar, era algo parecido a un interruptor, fue así como las luces que parecían ser partes de mi “piel” se encendían y como si me hablaran desde lo más profundo, entendía que debía desconectar aquel cable que salía de mi dedo índice izquierdo, al hacerlo, este mismo se plegaba hasta quedar como un botón en mi mano, mi cerebro decía: 90% de carga.

 Así es más o menos como comenzaba mi sueño-pesadilla-deja vú-deseo-karma, como quieras llamarle.

 Comencé a observar mi cuerpo, que estaba constituido por una inmensa serie de cables pero que en aquel lugar y momento me parecía de lo más común.

 De pronto una lista de cosas por hacer comenzó a rondar alrededor de mi mente, como una débil pero al mismo tiempo fuerte voz: “conectar… aceptar … ingresar… descifrar… codificar”.

 Los relojes titilantes en lo alto de los edificios marcaban las 9:20 am y la fecha: 18/05/2020.

 Lo entendía a la perfección y salí a las calles, mis piernas eran pesadas pero frágiles, caminaba tratando de encontrar algo que ni siquiera sabía que buscaba, parecía que había sucedido una catástrofe, las nubes grises apenas dejaban ver circuitos por doquier, números, códigos, dispositivos en cada casa, y mi carga bajaba, la voz decía dentro de mi: “70% busque fuente de energía”.

 Algo en mi, se paralizaba, algo en mi mente rasgaba mi presente… a unos metros, una niña salía corriendo de un callejón, mis ojos aumentaban la imagen, como un “robocop”, ella iba llorando, mis pies automáticamente dieron pasos agigantados y veloces, y al verme, su mirada reflejó miedo, desesperación y gritó: “no por favor, no me dañes, no me conectes”, una parte de mi comprendía pero otra se encontraba en completa confusión, ella seguía: “quiero seguir siendo humana, aún siento latir mi corazón… no excederé el uso de las herramientas, porque eso es lo que son…”

 Mis cejas ni siquiera podían responder a los impulsos del sentimiento del corazón… pero me aterró darme cuenta: yo, no tenía corazón.

 Algo en mis entrañas, recuerdos: “No me programes, el fin de esta tecnología no era perjudicar a la raza humana, yo solo…” era mi voz, pero distinta, más natural, sin ecos, sin agudos,… más recuerdos llegaban a mi  y producían cortos circuitos, algo en mi se des-configuraba y comenzaba a comprender que en un pasado previo yo había sido humano… un humano dueño y operador de la tecnología, de las redes y ahora, ahora ella era dueña, la cosmovisión cambiaba…

 Una desesperación se apoderaba de mi, un circuito hizo falso contacto dentro de mi, que me perjudicaba en todos los niveles y las programaciones internas se activaban sin siquiera recibir una orden mía; sonidos, llamadas, letras, videos, señales… -Me sentí extraño en mi propio cuerpo, si así puedo describirlo.

 En ese momento el sueño se mezclaba con la realidad y la realidad con el sueño, desperté angustiado, con las cejas arqueadas e inmediatamente como un impulso del subconsciente, me encontraba llevando mi mano al corazón para sentir los fuertes latidos dentro de mi, respiré hondo y contemplé mi alrededor casi inmóvil, pensando en que si daba un paso en falso, la herramienta se haría el centro de poder y ya no un complemento en la vida moderna del humano…

 A través de los años, me hice parte de una sociedad virtual, de una sociedad innovadora, de la información y últimamente sociedad digital (que ha potencializado algunos sectores y transformado mi propia cultura y visión del mundo); pero desde aquel momento, comprendí: que todo adelanto, que todo descubrimiento, trabajo, elaboración, ciencia, barreras técnicas desvanecidas, tecnología… más tecnología, podría adueñarse de mi espíritu si tan solo yo, tú, ellos…

“¿Por qué esta magnifica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil nos aporta tan poca felicidad?
La respuesta es esta, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino”.

Albert Einstein.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus