El viaje de Stephy

El viaje de Stephy

kim ihl kaiser

13/06/2017

  • – Chicos ya es tarde, ¡vayan a dormir!
  • – Noooo, un ratito más por favor, ya acabamos el juego.
  • – Si se apuran, se ponen su pijama y se lavan los dientes, les cuento un cuento.
  • – ¡Yaaaaa!!
  • No pasaron más de diez minutos y esos niños ya estaban arropados, con los dientes relucientes y con ganas de escuchar el cuento de su madre.
  • – Les contaré la historia de Stephy…
  • STEPHY
  • Stephy era una niña de diez años, de contextura delgada, pelos rubios o como la molestaba su hermano, “pelos de choclo”, cosa que irritaba mucho a Stephy y es que a esa edad, los niños se enojan y trauman de cualquier cosa.
  • Su familia no era muy grande, mamá, papá, un hermano de trece años y un abuelo que vivía con ellos, el cual estaba enfermo pero eso no era impedimento para ser ese típico abuelito consentidor, bonachón y tierno, ese viejito que apenas recibía su cheque de jubilación cada mes, llenaba de regalos y dulces a sus amados nietos.
  • Su padre era un señor muy elegante, gerente de una Empresa de medicamentos muy importante, su trabajo lo obligaba a viajar mucho por todo el país, a veces el manejaba por horas de ciudad en ciudad, era algo que le encantaba hacer, manejar.
  • Su madre, una mujer hermosa, mentiría si les dijera que era la típica ama de casa, porque para los quehaceres del hogar contaban con una muchacha que los hacía de maravilla.
  • Ella, su madre, se dedicaba tiempo completo a sus hijos, largas conversaciones con ellos eran cosa de todos los días, jugaban juntos, paseaban por el parque llevando al perrito de ocasión y es que tuvieron más perros que una veterinaria; su madre le enseñó a amar a estos seres de cuatro patas y pelaje abultado.
  • Era un día común, su padre viajaría a un pueblo que estaba a tres horas, se quedaría el fin de semana aprovechando que era verano así que no se le ocurrió mejor idea que invitar a Stephy para que lo acompañara.
  • Stephy no podía más de la emoción, tres horas junto a su padre en la carretera para después almorzar en un lugar riquísimo y dormir en un hotel, toda una aventura para una niña de diez años.
  • Lo primero al subirse al auto como copiloto, fue decirle a su padre que ella se encargaría de la música, su padre tenía un gusto musical medio raro, esa música electrónica de los ochenta, muy estridente según el gusto exquisito de Stephy quien a su corta edad, tenía muy buen gusto musical, tal vez influenciado por su madre.
  • Llevaban unas dos horas de viaje, padre e hija iban cantando en voz alta canciones de Los Beatles, cuando en medio de la pista, de la nada salió un niño de piel muy blanca casi transparente, ropas muy extrañas y de una mirada penetrante.
  • El padre frenó en seco y preocupado bajó del auto pensando que había atropellado a aquel niño. Al bajarse del auto, notó que el niño estaba en perfectas condiciones, parecía no haber sido tocado por el auto, lo raro era la hendidura que tenía el parachoques del automóvil.
  • – ¿Estás bien?-, preguntó el padre muy preocupado.
  • A lo que el niño contestó:
  • – Sí, no te preocupes mi querido Carlos, esta vez venimos por Stephy, ella tiene un viaje que hacer, requieren de su presencia en Irurian.
  • Cuando escuchó esto, Stephy salió del carro al parecer por voluntad propia, su padre no podía emitir palabra alguna, tenía ganas de gritar pero algo no le permitía hacerlo.
  • Stephy caminó hacia aquel niño extraño, lo tomó de la mano y juntos se dirigieron al borde del precipicio y cuando parecía que iban a saltar, una nave gigantesca salió de la nada y los succionó.
  • La familia de Stephy no supo de ella por cuatro años.
  • EL VIAJE DE STEPHY
  • Stephy y el niño extraño fueron succionados dentro de una nave, ella no parecía tener miedo, al contrario, era un momento que al parecer estaba esperando desde hacía mucho tiempo.
  • Todos los tripulantes la saludaron con mucho cariño, como si ya la conocieran, muchos la saludaban emitiendo sonidos extraños que ella no sabía descifrar. El niño le dio un palo tubular, indicándole que cada que tuviera ese instrumento en la mano, ella sería capaz de entender tan complejo idioma.
  • Todos la llamaban con apodos cariñosos, nada parecido a “pelos de choclo”.
  • El jefe de la nave, le indicó que en su planeta habría una votación muy importante, se estaba debatiendo la elección de nuevas autoridades y ella como representante del Planeta Irurian en la Tierra, debía estar presente y emitir su voto.
  • Stephy empezó a recordar muchas cosas, sueños que tuvo desde muy pequeña, recordó caras, recordó al niño extraño, al jefe de la nave, a toda la tripulación.
  • El jefe de la nave le indicó que todos sus sueños no eran más que viajes astrales en los cuales ella se reunía con su gente, familiares, amigos de aquel planeta que la vio nacer. Stephy al fin entendió tantas cosas, recordó su misión en la Tierra como representante del planeta Irurian.
  • Para ella no pasaron más de cuatro días de viaje, días inolvidables en los cuales se reencontró con amigos, visitó su Planeta amado, un lugar muy diferente a la Tierra, era un planeta mucho más avanzado evolutiva y espiritualmente hablando.
  • Cuando Stephy regresó a la Tierra, habían pasado cuatro años, su hermano tenía diecisiete años pero ella seguía siendo esa niña de diez, con los mismos pelos de choclo.
  • Todos la recibieron con mucho amor. Stephy les contó detalladamente su viaje, sus orígenes. Su familia creyó en ella desde un principio y sintieron orgullo de tener en la familia a tan distinguida representante del Planeta Irurian…
  • – Colorín colorado, este cuento se ha acabado, así que chicos a dormir.
  • A lo que uno de los niños responde:
  • – Mami, tu segundo nombre ¡es Stephy!

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