La primera vez me pareció, no se… curioso.
Mi táctica es mirarte,
aprender como sos,
quererte como sos.
La segunda… preocupante.
Mi táctica es hablarte
y escucharte,
construir con palabras
un puente indestructible.
Escuchar de tu propio reflejo en el espejo, recitar estrofas de Benedetti, tiene que ser una consecuencia neurálgica de este confinamiento pandémico.
Mi táctica es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo, ni sé
con qué pretexto,
pero quedarme en vos.
Debe ser la incertidumbre, el dolor de ver tanta gente afectada – me dije, tratando de ser lógico ante semejante demencia. ¿Pero… un poema de Benedetti? Quizás un Padre Nuestro o un Ave María hubiesen sido más apropiado.
Como siempre, Mr. Google vino a mi rescate: “cavin fever”. Un tipo de estado mental causado por el aislamiento, soledad y aburrimiento prolongado, debido a situaciones extremas fuera de nuestro control.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.
Recuperando la conciencia, continué de internauta. El coronavirus fue la palabra más buscada en Google durante el mes de marzo. No se si alegrarme o alarmarme. Esto huele a final del mundo.
¿Qué hubiese escrito Benedetti para un momento como este? Puedo imaginarme su pacto de complicidad con la ocasión para alejar al “artista” de su obra. Su ingenio de crear un puente entre lo sublime de la poesía y la esperanza de la humanidad.
Salir a caminar. Darse una ducha caliente – recomendaba mi búsqueda en el ordenador. ¿Darse una ducha? No creo que esa sugerencia aplicaba. Lo menos que necesitaba era ver un espejo fogueado de vapor con mi imagen desnuda, extraviada entre la realidad y la locura.
Mi estrategia es
que un día cualquiera,
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto,
por fin
me necesites.
Desperté del sueño como si nunca me hubiese dormido. Espalda erizada y una profunda sensación de abandono. Me aferré al verso de Benedetti: “Hagamos un trato”. Quizás porque el poema era de amor y a la vez de ausencia. El poeta acompañará el resto de mi recogi-miento.
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