Dejé que mi mente divague buscando respuestas acerca de qué es el amor. Pero solo surgieron más preguntas, una tras otra, como un vómito verborrágico sin final. ¿Sabía yo realmente que era el amor? ¿Alguien sabe qué es el amor? ¿Hay diferentes tipos y grados de amor?  ¿Cómo explicamos el amor? ? ¿Se puede terminar el amor o es eterno? ¿Es lo mismo estar enamorado que amar? ¿El amor no correspondido es amor realmente? Y no paraban de llegar preguntas, como buscando una solución a cuestiones tan complejas.

Sabía que por más que me quemara las pestañas no iba a encontrar respuestas a muchas de ellas. ¿Estás segura? Decía mi voz interior con un tono burlón y provocativo. Claramente no lo estaba, no estaba segura de nada, la vida y el amor siguen siendo un misterio para todos, ¿Cómo no iban a serlo también para mi? Nada me molesta más que responder una pregunta con otra, sobre todo cuando me lo hago a mi misma. ¡Que falta de autorespeto!

Como si no me conociera mi mente me jugaba una mala pasada, no podía dejar de cuestionarme todo lo vivido. ¿Había tenido algún sentido llegar a donde llegué? ¿Qué tanto dejé por el camino?¿Qué aporté a los demás? No es mínimo el detalle de querer comprender un poco la historia de cada uno, las relaciones, las emociones, las vivencias y catalogar cuanto te dejaron. Cuánto de eso conservas hoy en tu forma de ser y pensar. Sin olvidar que somos todo lo que nos pasó hasta ahora.

Crecer es un proceso que no termina, no hablo del crecimiento físico sino del espiritual. Es difícil entenderse uno mismo, con estos humores cambiantes, mucho más llegar a conocer a otra persona del todo. El tiempo es el único que conoce todas nuestras etapas y va ordenando, como puede, las piezas en su lugar. Pero eso no quiere decir que te brinde todas las respuestas, generalmente las manda de a una, una simple sensación de seguridad entre tanto alboroto. Y creo que es la única respuesta que necesito por el momento.

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