El cazador de Neutrinos

El cazador de Neutrinos

Alberto Granada

01/06/2017


1989,Desierto de Arizona, alrededores del ABNO.


La noche que escogí para perderme, … caminando durante horas y sin sentido, adentrándome en las sombras; no podía ser mejor.

La infinitud que se mostraba ante mis ojos, era un lienzo profundo y cóncavo; que en el desierto, su cúpula formaba un solo horizonte sobre el suelo que me sostenía.

Los cactus que me acompañaban, semejaban criaturas humanas en posición de adoración . El brillo de las estrellas (pues esa noche no había luna) creaban una escarcha de luz sobre las rocas sueltas y mi silueta era una más, con los brazos extendidos en un abrazo cósmico.

Parecía que todas las estrellas del firmamento hubiesen decidido asomarse a éste bucólico valle.

Era Yo. El Hombre, frente a la inmensidad de lo arcano, frente al miedo cósmico, frente a la incógnita que se presentaba desnuda ante mis ojos, como diciendo;

“Descifradme ¿si podéis?”

Y pensaba y vagaba… y de ese fluir errabundo, llené mis horas más puras, y al cabo de todo comprendía, que no era más que Yo… frente a una incógnita, frente a un inmenso espejo, al que los físicos se habían atrevido a calcular en 2.5 millones de años luz, de Universo observable y que representa acaso una fracción de la totalidad del Cosmos, si es que éste tiene una totalidad.

El Universo mismo, visible o invisible, era para ésta criatura sublunar, (que ahora se lo cuestionaba todo) una gran metáfora.

“El Universo una gran metáfora”

Eso gritaba yo, a las sombras y piedras que me rodeaban.

Acostado en las arenas, mirando con fruición a cada estrella, sintiendo su radiación que caía como una tenue lluvia. La noche me atravesaba el alma, como los neutrinos que pretendíamos atrapar.

Por largo tiempo divagué despierto.Una fiebre como la de los iniciados, envolvía mi cuerpo y mi alma .

No quería pensar, no debía pensar. Todo lo que deseaba era sentir el peso del Universo sobre mí, sobre mi Docta Ignorancia, sobre mi insignificante existencia. En tanto que infinitas partículas colisionaban contra mi.

La gravedad hacia sentir su peso, aplastando mi silencio y por momentos me hacia preguntas que el solo enunciarlas, eran ya locura;

¿Si los átomos que me constituyen, vibran a la misma melodía que las supernovas?

¿Si nuestro planeta viaja por el espacio a 73,2 km/s por megaparsec ?

¿Si el Universo se expande o se contrae a cada instante?

¿Existirá lo estático, lo inmóvil ?

¿Habrá un lugar en alguna porción o dimensión del Universo, desde lo cuántico a lo supremo, en donde exista la quietud total ?

¿Habrá siquiera una partícula subatómica, en que desde el punto de vista humano haya calma, quietud o reposo total?.

¿Será eso lo que busca mi alma?.

Pero si materia y movimiento son lo mismo. ¿Acaso la antimateria lo tendrá?. ¿Será que solo en la mente humana exista ese Ser Estático?. Que mira pasar el fluyente río de la vida con todas sus manifestaciones.

Y si existiera .¿Sería Dios?

O acaso,¿ Sería Yo ?. El ser pensante la partícula capaz de mirar el fluido, el torrente siendo parte de éste.

Me preguntaba,¿cuantos hombres y mujeres?, antes que yo, en algún pequeño apartado del espacio y tiempo, se habrían hecho las mismas preguntas, que aquel día esparcía sin esperar respuestas.

Ya que toda la Ciencia aprendida, la Fe inculcada y todo mi Conocimiento empírico, no alcanzaban para llenar el vacío en mí .

Juro que en esos momentos podía sentir el Universo manifestándose sobre mi ser y que todo el Universo no era suficiente para satisfacer mi sed.

Estaba absorto en la comprensión del Cosmos, ese que nace en mi piel y que se extiende hasta infinitas estancias, a millones y millones de años luz de aquí.

Y este otro universo que nace bajo mi piel y profundiza hasta los últimos recónditos de mí, de mi mente, de mi existencia de mi “absoluta soledad”.

Era la revelación de que en mí, colisionan el Universo macro con el Universo cuántico y que yo estoy en medio de él, como el Hombre de Vitruvio de Leonardo, con la mitad de mí en el mundo exterior y la otra mitad en el inescrutable mundo del yo.

Así me encontraba, frente a la eterna y humana pregunta; esa misma que yo no me atrevía a hacer.

Desnudo como Adán ante la vida que lo agobiaba.

Era Yo, quien debía nombrar al Universo, a sus misterios, a sus respuestas y a mi misma vida.

Las preguntas y sus posibilidades decurrían en mi cabeza, como las estrellas fugaces que pasaban cerca de mí .

Yo, la criatura más importante del Universo, el centro de éste y su explicación. Sin la cual el Universo no tendría justificación de ser.

Yo, quien se condena o se redime. Yo, el libre albedrío del que Ortega y Gasset decía le ha sido dada la vida, pero le ha sido dada inacabada” y que el hacerla día a día es precisamente la vida misma .

Yo. Un resultado. La conjunción de millones y millones de esfuerzos cósmicos, fusiones, expansiones, enfriamientos, celeridades. Para llegar a la formación de mi ser….. ¿Y mi espíritu?

Sin mí el Universo ya no sería igual, aunque siguiera siendo Universo Per/se o siguiera siéndolo para toda la humanidad. Aquel Universo del Yo creador y del Yo criatura, el Universo que auténticamente me concierne, ya no sería.

“El objetivo final de la ciencia es proporcionar una única teoría que describa correctamente todo el Universo” Según Hawking .

Y yo decía para mis adentros, no busquéis más ;

“YO SOY ESA TEORÍA ”

Yo ese ser singular, la singularidad mayor de cuantas hay.

Yo la ironía Divina al habérseme dado la individualidad última, sola, auto suficiente y auto contenida; que es la cualidad de Dios, pero que en mí ha sido dada inconclusa, la cual debo hacérmela día a día, en medio de los hombres y del Cosmos.

Eso y nada más que eso, es el Universo

………MI UNIVERSO.

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