«Damas y caballeros: habla el Capitán Hopkins, bienvenidos a bordo del vuelo 179. Pónganse los cinturones de seguridad; despegaremos en 5 minutos. Nuestro vuelo durará 20 años. Buen viaje».
Era el mes de marzo de 1990. Un avión de Roma a Madrid.Los 66 pasajeros estaban ansiosos por viajar a España. Muchos de ellos no lo conocían. Pero dos horas después, cuando debería haber aterrizado en el aeropuerto, no apareció. Desapareció de los radares.
La noticia se divulgó mundialmente. Al final, la versión oficial fue que se estrelló en el mar Mediterráneo, a pesar de que nunca encontraron restos del avión bajo el agua.
El 12 de abril de 2011, en los radares del aeropuerto de Roma, apareció de la nada el vuelo 179 con los 66 pasajeros. En la torre de control fue un caos. Aquello no tenía sentido.
Intentaron ponerse en contacto con el capitán dos veces sin ninguna respuesta. Solo se oía una mezcla de voces pidiendo ayuda y susurrando algo incomprensible.
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