(T)Errores Nocturnos

(T)Errores Nocturnos

Alberto García

21/04/2020

Siento vértigo premonitorio agudo diagnosticado. Esta semana mi psicólogo me ha pedido que no me deje, que no deje caer la ceniza sobre el teclado cuando escribo. Que no me abandone de esa forma porque no procuro un aspecto profesional en absoluto. Esta semana mi psicólogo ha sido el perro, la siguiente, quizá un enano.

¿No te los he presentado? Son 7 y viven en mi propio circo. Me crecieron el mismo día que lo monté. La última vez que me vi con uno de esos señores diminutos me dijo que saltara. Es por una historia que le había contado segundos atrás, está claro, una de monitos suicidas que saltaban por la borda y caían en un mar de nada. Segundos después, el enano se iba haciendo la voltereta lateral. La verdad que el perro da mejores consejos.

«16%. Todas las personas que conoces caben en ese pequeño percentil, ¿lo sabías? Pero el 84% de la gente que vive en el mundo es analfabeta. Yo, que vivo en marte (pero vengo en son de paz) me quedo largo rato pensando en las palabras. Agradezco el placer de la lectura y a menudo prescribo la escritura para mantener la salud mental y el equilibrio (porque a veces toca hacerme de psicólogo). Y sí, has leído bien. El equilibrio. Sin las palabras, la sociedad sería un mono de circo sobre una cuerda floja en monociclo. Un mono que no ha pedido estar «aquí». El más vertical vértigo en su caída muda. Después, impacto. Litros de nada salpican desde una piscina hinchable en la que floto, escucho algunos aplausos a lo lejos. También tengo terrores nocturnos».

«Normal sentir vértigo cuando no sabemos qué nos espera al caer», dice el enano, «¿te apetece fumar algo?»

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