El orden del caos

Querido lector, en las próximas palabras se enterará de como un suceso fuera de lo común puede desencadenar un estofado de eventos catastróficos. Empecemos por la historia de Ricardo, él tiene 23 años y es huérfano desde hace ya bastante tiempo, se hace cargo de su abuela y es fanático del Rugby. Olvidé mencionar que va a morir.

Ricardo está teniendo relaciones sexuales con Lucía, la misma que hace un par de días le dijo que nunca se acostaría con él, pues ese “nunca” duró muy poco tiempo, piensa Richy (nombre de cariño que le tiene su abuela). Mira al reloj de Guns And Roses que tiene Lucía en su mesita, se le hace tarde para llevarle la medicina a su abuela. “Guns And Roses, apuesto a que nunca has escuchado un puto álbum de ellos” dice el amado nieto en su cabeza. Las 23:45, tiene que culminar su heroica hazaña o su abuelita estará en apuros contra su enfermedad.

Mientras tanto llega a la ciudad un auto rojo que tuvo mejores años, “pero funciona de maravilla” les dijeron a los tres visitantes. Amanda, Michael y Paulo, mejor conocidos como los “Fejiih”, sicarios expertos en no dejar evidencia, se les conoce por su perfección a la hora de llevar a cabo un crimen. Están en la ciudad para asesinar a una chica de unos 25 años que le debe dinero a su jefe, lo más seguro es que no haya comprado nada lícito, pero lo seguro es que la chica es rubia y el día de la compra estaba presumiendo con otra tía un reloj de los Guns And Roses que recién había comprado por un par de euros.

Berth es compañero de clase de Lucía, es a quien se podría llamar “el perdedor del grupo”. No habla con nadie, porque a nadie le interesa hablar con él. Se ha intentado ligar a la rubia pseudo-fanática de los Guns en cientos de ocasiones, siempre con el mismo desenlace: terminar masturbándose solo en su cuarto observando la foto que le sacó mientras se cambiaba para una presentación, se siente orgulloso de tener esa fotografía. Esta noche Berth está haciendo algo parecido, está grabando a una mujer de unos 32 años a través de la ventana. Ella se estaba bañando; su celular marca las 00:43 cuando el grito de la mujer lo hace salir de su éxtasis y emprender la huida.

A eso de las 00:32, los afamados asesinos llegan al nada bonito piso que su jefe reservó para ellos (obviamente no lo hizo él personalmente, siempre tiene alguien para hacer lo que él desee).

-No puedo creer que nos vayamos a quedar en esta pocilga -dice Paulo a sus dos compañeros.

-Deja de quejarte, buena pasta te van a pagar -responde Amanda de inmediato- Ahora, voy a darme un baño, intentad no joder nada en lo que estoy en la ducha -.

A las 00:40 Amanda sale del baño hacia su habitación con ventana a la calle, se empieza a secar, pero un mensaje de su novio, con el que había estado discutiendo días antes, la distrae. La mujer de unos 32 años se toma un par de minutos para responder y reflexionar sobre la enfermedad mortal que amenaza a su novio, una sonrisa sale de su rostro al pensar que lograrán salir de esa juntos aunque no dura mucho, porque se encuentra con una sonrisa bastante perturbadora y un teléfono celular adheridos a su ventana. Amanda grita.

“¡Lo he logrado, joder. Lo he logrado!” piensa Ricardo, nunca había sido tan feliz, a excepción de cuando jugaba rugby, la sonrisa del joven se ve semi opacada porque recuerda que su abuela le está esperando y también espera por su medicina. “¡Las 00:15, jodeeer!” piensa Richy antes de empezar a correr en dirección a la casa de su amada abuela.

Amanda llora asustada, mientras sus compañeros se arman para ir a buscar al tipo de la ventana, “Era joven” dice la mujer que se acaba de reconciliar con su novio y jefe. Michael y Paulo salen corriendo a la calle, mientras Amanda apenas se viste, piensa que el mirón no puede estar muy lejos, apenas han pasado un par de minutos. “Lo van a degollar. ¡No! Yo lo voy a degollar”.

Tras un par de minutos, Berth llega al piso que comparte con su madre, está sollozando, no puede gesticular palabra del miedo que siente, sobre todo porque ha visto varias armas en la cama de la mujer cuya desnudez guardó en su teléfono.

-Mamá, mamá, la he cagado. Me van a matar -llora “el perdedor del grupo”.

Tras unos 10 minutos en los que, de manera nerviosa, le cuenta lo sucedido a su madre. Ésta decide actuar, no va a perder a la única persona que tiene en la tierra, puede ser que su hijo se pase todo el día masturbándose, pero es su hijo.

-Vamos al auto, te advierto que vas a ir en la cajuela para que nadie te vea, nos vamos para donde tu papá, aunque está enfermo, sigue siendo un hombre poderoso, te va a proteger. Él te quiere, yo lo sé -dice Rebeca mientras abraza a su hijo.

Lo que puede perdonar una madre es casi tan grande como lo que puede perdonar una esposa enamorada, ya lo había hecho con su esposo que le era infiel, en esta madrugada debe perdonar a su hijo depravado.

Mientras tanto, Ricardo no para de correr hacia la casa de su abuela “¡La puta madre, ya es la 1 de la mañana! ¡Me cago en la puta!” Grita en su cabeza. Está asustado por lo enferma que se puede estar sintiendo la mujer que lo acogió y le brindó amor. Pero feliz, se acostó con la tía que enloqueció a toda la universidad con su presentación de baile.

En medio del frenesí y la adrenalina de huir con su hijo de la mujer de 32 años con armas, Rebeca no puede ver al hombre que corre por la cebra peatonal, lo arrolla.

Paulo es quien más quiere atrapar al que grabó desnuda a su compañera .¿La razón? La ama, la ha visto degollar personas y la ama, nunca se lo ha dicho porque sabe que es la novia del jefe, pero aun así no va a permitir que se le falte al respeto de esa forma. Mientras corre desenfrenado por una cebra peatonal es embestido por un auto. Mira a los ojos a Rebeca, en esa mirada le dice que la asesinará.

El reloj de oro de Michael marca la 01:15 cuando escucha un disparo, sabe que alguno de sus compañeros está involucrado, tal vez han atrapado al chico de la ventana. “Pobre chaval, no ha escogido muy bien a quien grabar” piensa mientras se dirige hacia el lugar de donde venía el ruido.

-Tenemos que quemarla ya –dice Amanda, refiriéndose a la mujer que yace sin vida en el suelo junto a un auto azul que (al igual que el carro en el que ellos llegaron) tuvo mejores días.

– ¿¡Qué cojones hicieron!? -pregunta Michael que llega a la escena del crimen justo para escuchar el plan de Paulo. A quien todos los que lo han contratado en el pasado, lo han contratado porque sólo deja cenizas de sus crímenes.

“La 01:20, ya falta poco, vamos, Ricardo” se autoanima. Atraviesa de manera muy imprudente una calle por donde pasaba un carro rojo que casi lo atropella.

-¡Depravado, hijo de puta! -Es lo último que escucha antes de que salgan del auto dos armas muy parecidas a las que vio en el reloj de los Guns And Roses. Luego de eso todo se nubla un poco.

“Mi abuela… mi abuela se va a morir” es lo que piensa que está diciendo a las siluetas que se bajan del auto rojo, pero no gesticula palabra alguna, sólo sangra por su boca. Cuando apuntan las armas directo a su cabeza, piensa que es bueno morir siendo un héroe. “Dijo que nunca se iba a acostar conmigo, me la he tirado, soy la puta ostia” es lo último que pasa por su cabeza antes de las 6 balas de los Fejiih.

-Es la primera vez que nos vamos de una puta ciudad sin cumplir nuestra puta misión -dice Michael, claramente alterado, pero sin elevar el tono de su voz.

-Yo voy a hablar con el jefe -dice Amanda con mucha seguridad –Podemos volver otro día por la tía de la deuda, no hay problema -.

Y así es como los Fejiih dejan esa ciudad; con un joven de 23 años asesinado, cuyo rostro no se reconoce, con una abuela que agoniza por la medicina que su nieto había prometido llevarle entre las 00:00 y la 01:00, con una madre con 6 agujeros de bala en su cabeza quemándose en un feo auto azul y con un joven mirando la foto de su amada Lucía mientras se quema vivo encerrado en el maletero del auto de su madre.

¡Ah!, Por cierto, ¿recuerdan a “el perdedor del grupo”? Sí, ese mismo que está atrapado en el maletero. Pues a diferencia de su madre todavía respira cuando llegan los bomberos y lo rescatan de forma heroica, justo 2 minutos después de que los Fejiih matan a “Richy” pensando que es él.

Mientras tanto la noche termina con Lucía durmiendo plácidamente junto a su reloj de los Guns And Roses y la mañana inicia con Berth dirigiendose al despacho de su padre: el jefe.

Pasan 2 años en los que Berth lidia con la enfermedad de su padre y su posterior muerte. Así es como “el acosador de la ventana” se convierte en el jefe y hereda el trono.

-El nuevo jefe nos tiene un encargo -dice Michael a sus compañeros.

-Pero si no nos han encargado nada desde el incidente de hace 2 años -replica Amanda.

-Se trata de algo gordo y hay mucha pasta de por medio -aclara Michael.

– ¡¿Qué estamos esperando?!- interviene Paulo.

El reloj de oro de Michael marca la 01:08 cuando llegan a la oficina del nuevo jefe. Entran a la oficina y se postran ante él, quien sin pronunciar palabra alguna dispara a los 2 hombres. La mujer, que ha degollado cientos de personas en su carrera como criminal, no puede creer lo que ha sucedido.

-¡¿Pero qué cojones?! -grita alterada.

-Quítate la ropa -exige Berth, mientras le apunta a la cabeza.

Amanda obedece.

-Luces exactamente igual que hace 2 años -dice mientras se acerca a ella, luego la tira sobre su escritorio. Usted lector se podrá imaginar qué hace con ella “el acosador de la ventana”.

Después de embestirla por algunos minutos, decide que es hora de continuar con su plan.

-¿Recuerdas esto? -pregunta, mientras le enseña su teléfono. La pantalla del móvil deja ver a una mujer desnuda que claramente acaba de darse un baño.

-¡Fuiste tú, maldito depravado! -manifiesta Amanda llorando por la rabia y la impotencia.

-Sí, fui yo, y la mujer que asesinaron esa noche era mi madre -revela el nuevo jefe justo antes de consumar su venganza atravesando los sesos de Amanda con 6 balas justo a la 01:15, la misma hora en que asesinaron a su madre.

Este gran orden de caos no sólo es muerte, porque la ciudad que fue testigo de esa barbarie, esta noche se despierta con el llanto de un bebé de 15 meses, es el hijo de Lucía quien ha sido bautizado con el nombre de su difunto padre: Ricardo.