¡Sí! como te cuento desde hace un año más o menos que me ocurre, mi profe Betty después de los estiramiento… te propongo que lo intentes, cerrá los ojos…

-¡Acá, estás loca, que va pensar la gente!

-Y que te importa lo que piensen, si no vivís de eso.

-¿De eso que?

-De lo que piensan los demás, boluda.¿A lo mejor hasta nos imitan? Dale haceme caso sentate derecha y dejá que tus manos reposen sobre tus muslos, cerrá los ojos, activá tus glándulas salivales…

-¿Cómo se hace?

-Pensá en salivar.

-Bien lo intentaré.

– Inhalá por la nariz y exhalá por la boca, llevá toda tu atención a la respiración. Entra aire fresco y sale por tu boca vapor como si estuvieras empañando un cristal, activamos el sistema parasimpático…

-¿El qué?

-La principal función del sistema nervioso parasimpático es la de generar un estado de reposo que permita al organismo ahorrar o recuperar energía, provocando una relajación del cuerpo y recuperando su estado tras la presencia de estímulos activadores. Vivimos en un constante estrés y no sabemos relajarnos. Seguimos, visualizá medio limón grande, amarillo, jugoso, huele su cáscara.

-Si últimamente no huelen.

-¡Alguna vez habrás olido alguno, sino no podrías comparar!

-Si es cierto, disculpá, es que todo esto me parece tan raro. No te interrumpo más.

Comenzá a tirar gotitas de limón dentro de tu boca, esta se llena de saliva y así se activa el parasimpático, en casi todas las clases me quedo dormida. Ya podés abrir los ojos.

-¡Qué pasada!

El cerebro se lo cree todo, no sabe que estamos visualizando, mirá el poder que le damos con nuestros pensamientos.

Desde entonces en inevitable cuando pienso, veo o huelo un limón comienzo a salivar, ves a ese camarero poniendo limón a los tragos ¡ya estoy babeando!

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