De inquietas horas que se pasan.

Del deambular diario,

Esencias de vidas entre el anonimato y el confinamiento.

De fijos ojos en la ventana.

De horas aparcadas ante tantos días en trance

y entre sonrisas que casi sangran.

De verdades revueltas.

De preguntas vagas sostenidas entre inacabadas repuestas

y manos cerradas

tan tapadas como heladas.

Del verso sin rima.

Del partir sin proteger

y sinsentidos corregidos

de coger pensamientos cocidos,

tan abrasados por minutos tan lentos,

que sin querer también pasan.

De besos no dados y aparcados.

De dormir sin querer,

y deseos de libertades cortadas

entre ventanas y puertas,

casi siempre, cerradas.

De máscaras tapando caras.

De distancias reales y miedos disimulados,

esencias de vidas anónimas

que se olvidan de la cruel derrota.

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