Reflexión sobre el Hombre y el Poder

Reflexión sobre el Hombre y el Poder

El primer milenio de era cristiana se destacó por grandes pestes, luchas de poderío, emperadores que hacían de la vida humana una miseria, abusos y aniquilamiento.

El segundo milenio llegó a su fin, pero no fue más esplendoroso que el primero, éste arrastró desde sus inicios guerras en nombre de Dios, genocidios, pestes, conquistas, Inquisición de la Iglesia católica, Señoríos y grandes miserias. Y especialmente en los últimos siglos fue cuando el hombre comenzó a conjugar los elementos de la naturaleza, de manera insospechable para los primeros habitantes de la humanidad, donde el Poder de la propiedad privada lo convirtió en amo y señor, ya no solo de las voluntades, sino de los territorios, creando una forma imperial, basada en las desigualdades de todo tipo. El poder, convirtió al hombre, en amo y señor del propio hombre… amo de las especies, porque sus armas no son inmunes a ninguna especie que habite la tierra. El hombre tiene el mundo en sus manos, por lo tanto lo convierte en artífice del destino, tiene el poder suficiente como para poder borrar la tierra del sistema solar si se lo propusiera.

Es el hombre sin lugar a dudas la especie animal más feroz que haya pisado jamás la tierra, en sus manos se encierra hasta el gobierno del tiempo, el hombre vivirá sobre la tierra, mientras el hombre mismo permita hacerlo, absurda paradoja de la existencia; dominio de unos, doblegamiento de otros.

Pero de todos los siglos de los dos milenios, del mundo occidental, sin lugar a dudas el siglo veinte, se ha caracterizado por ser el más sangriento de todos, comenzó en guerra y finalizó en guerras y acciones terroristas. Para desgracia, los hombres siguieron sin aprender de las lecciones anteriores, y el tercer milenio comenzó, con la misma intolerancia y falta de piedad que los anteriores.

No hemos aprendido a detenernos, a poner fin a las injusticias. La gloria no se consigue por medio de la sangre y el dolor, el éxito se debe a ideas, a planes, a méritos propios y de grupos, nunca a luchas que determinen un veredicto de sangre, ya que el dolor que queda, en muchos casos es semilla para una respuesta de agresión. Y cuando ocurre, nada nos separa de los agresores, pasamos de ser víctimas a asesinos…

Las ideas no pueden ni deben ser llevadas a los hechos por medio de la sangre, jamás la muerte de un inocente puede ser puente para defender una causa. Inequidad no es símbolo de justicia.

Si intentara hacer un libro sobre los actos de violencia, quizás la lista sea tan larga que me llevaría los años de vida que me restan y aún más. Me pregunto ¿hasta cuándo será noticia?, ¿hasta cuándo se seguirá permitiendo que comandos asesinos vean con el ojo rojo en sangre el bienestar de sus naciones?, ¿hasta cuándo provocarán tanto miedo, tantos huérfanos, tantos ríos de sangre derramada…?

¿Hasta cuando los hombres seguiremos permitiendo que las noticias nos invadan con la muerte de nuestros semejantes?, ¿hasta cuándo? Me pregunto inquietamente: ¿nuestros hijos nacerán en un mundo inseguro?

La era cristiana comenzó con un hombre desangrándose por los clavos que lo atravesaban y sujetaban a un madero. Lo más cruel de esa historia, es que hemos permitido que siga desangrándose durante estos últimos dos mil años…

Gobiernos, grupos terroristas, líderes enceguecidos, francotiradores aislados, asesinos, han visto las cosas desde su óptica, donde creyeron que atacando a los más débiles, los convertía en más fuertes, pobres mentes que solo ven, ante la visión que le depara su ojo maldito, su ojo rojo en sangre…

¿Hasta cuándo luchas armadas?, que nos muestren la falta de piedad de los hombres para con los hombres, y debamos ver las imágenes de los niños mutilados, los niños llorando sobre el cadáver de sus padres, desangrando el corazón de una patria, mutilada por el enfrentamiento, la discordia y la sangre del pueblo, donde prevalece la ley de la selva, donde prevalece la ley que impone la visión del ojo maldito… ¿Hasta cuándo?…

Todos estamos invitados al banquete de la vida, la diferencia es que algunos son los agasajados y otros se convierten en el menú del festín.

Claro está que de esto no hay, ni uno, ni cinco, ni diez culpables.

Culpables somos todos, porque el mundo es una enorme masa viviente, que nos muestra que todo puede depender de un solo hombre, de su poder, de su avaricia, y que la humanidad entera puede ser arrastrada por él…

En el triunfo o fracaso de este hombre está su destino… si muere la humanidad muere junto a él…

En pocas palabras… que sigan muriendo niños de hambre, ancianos por desamor, naciones enteras por pestes o por guerras sin sentido, no es culpa de uno ó unos pocos políticos que se sientan en la mesa de los grandes señores, es culpa del resto del mundo que no se revela, que no dice BASTA!

Cuando la gran masa viviente decida decir NO, las cosas empezarán a cambiar, y no habrá más razones para escribir palabras como estas.

Mientras tanto seguiremos transitando este camino…

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