A mi padre le gusta escuchar discos de los Dire Straits a toda potencia. Después, en la ducha, tararea las canciones. A mi padre le gusta comentar las noticias cuando vemos el telediario y mi madre y yo protestamos porque no oímos nada. Lo mismo hace cuando vemos películas en la tele; hace bromas, dice que es imposible que tal o cual personaje actúe así, que un coche no puede circular a esa velocidad en una persecución, que el policía no se entera…

Mi padre me pregunta que cómo me va en el colegio y me explica los problemas de matemáticas que yo no sé resolver. Cuando se cruza con mi madre por el pasillo le da besos y los dos se ríen, se les ve felices. Algunas noches, desde mi cama, oigo sus murmullos apagados en la habitación de al lado. Eso me da vergüenza y me tapo la cara con las sábanas.

Anoche, mi padre, entró en mi habitación, me dio un beso de buenas noches y me estuvo contando anécdotas de cuando él era pequeño.

Pero antes mi padre no era así. Nunca llegaba a casa antes de las nueve y media, cuando yo ya había cenado y me tenía que ir a la cama. Siempre estaba cansado y de mal humor y mi madre y él discutían.

En la tele dicen que esto pasara. 

Volveré al colegio, mi padre a su trabajo, todo será como antes, pero a mí me gustaría que todavía durase un poco más.

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