Día I

No hace calor y llevo un short roto, el cabello suelto triste tieso y gris como el suelo. No soporto un día más en la casa y si, se que es el primer día de cuarentena total pero se me agotan los medicamentos, la receta ya venció, en las ferias libres están agotados y mantener mi cabeza tranquila se hará cada vez más peligroso. Los medicamentos ayudan a mantenerme en una realidad que mi madre dice, me necesita, pero la pura y santa verdad (ni tan santa) es que la que me necesita es mi madre. Madre tiene cuarenta años, piel tostada-ojos negros, labios gruesos- recuerdo viejos, habla mucho escucha poco, pero a veces es buena y me abraza. Soy celosa con esos gestos porque si no mal recuerdo, Madre me abraza solo dos veces al año; el día de mi cumpleaños y para el día de la mujer.

PD: Si no logro manejar mi puto mal humor en esta cuarentena creo que me tragaré mi propia lengua.

Día II

Supongo que las posibilidades de regresar a la Universidad y terminar este maldito eterno último año se están riendo de mí en la cara.” Estimados estudiantes, junto con saludar insistimos en que no se hará una rebaja del arancel anual porque la Universidad tiene gastos internos por cubrir, además está trabajando en nuevas plataformas de última generación para entregarles todo lo que necesitan, mantengan la calma, solo les quitaremos dinero por un servicio terrible incompetente que no estaremos brindando de la manera formal, responsable y ética que necesitan para lograr convertirse en profesionales de calidad con habilidades competentes. Como ven, no es nada, no se preocupen”.

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