Mira, mamá

Mira, mamá. ¿Has visto lo que te decía? Apenas hay tráfico por la M-40. Creo que llegaremos pronto. Tenías ganas, ¿a que sí? Nadie se lo espera. O eso creo. Ahora más que nunca, las noticias, sobre todo las malas, corren que se las pelan. ¿Y las falsas? Esas sí que corren. Corren como si las hubieran puesto un petardo en el culo. Ya sé que no te gusta que hable así, pero entiéndeme.

Mira, mamá, está nevando. ¿No decían que ya nunca nieva en Madrid? Pues para que veas. Por supuesto que no cuajará, pero es bonito ver nevar, ¿a que sí, mamá? Debe ser una señal, una señal de las buenas. ¿Cómo decías? No, no me lo digas. Año de nieves año de bienes. Y los refranes nunca fallan. Sobre todo este año, no pueden fallar. ¿Recuerdas lo que te dije la noche vieja pasada? «Me gusta este año: 2020. Es un número redondo. Parece mágico, 2020. Un número así no puede ser malo». ¡Qué confundido estaba!

Mira, mamá, tu barrio. Tiene los tejados blancos. Al final sí que ha cuajado. No me digas que no lo reconoces. Aunque no me extraña. Cuesta reconocer tu propio barrio tan huérfano de gente. Pero no debes preocuparte. Según dicen va a ser por poco tiempo, que dentro de na será todo como antes. ¡Y una mierda va a ser como antes! Perdón, mamá. Es que hay cosas que me hierven la sangre.

Mira, mamá, ¿a que ahora sí que reconoces tu portal? Espera, que aparco y te cojo.

Mira, mamá, lo que te decía, como todavía no son las ocho, no hay nadie en los balcones. Solo salen a aplaudir, como si fueran héroes, que lo son, a los que vuelven del hospital. No es un reproche. Sé que les da esperanza y todo eso. Y en estos momentos hay que agarrarse a lo que sea. Pero debes saber que para mí tu siempre has sido y serás mi heroína, ¿a que sí, mamá? Y ahora te dejaré donde te mereces: al lado de la foto de papá para que estéis juntos de nuevo.