Estoy aquí dentro, invisible. El agua susurra secretos a mi piel, la sal acaricia con dulzura mi olfato, el sol, a penas, alcanza. Allá, afuera, vidas que se toman de las manos.
He clamado al cielo y reverberó contra el peñasco, contra una oceánica inmensidad que inmoviliza. Tan ebria de ti, por ti, perdida. Aún no me conozco y ya te quiero.
Despierto. Mis ojos, tan cansados, confundieron lágrimas y océano.
Cuevas de Algarve, Portugal.
OPINIONES Y COMENTARIOS